Del país, ¡coño!, no llegamos ni a la mitad; estamos abajo de Tlaxcala, lejos del acogedor Chiapitas... no marchen.
Gobiernos van y gobiernos viene y no salimos de “perico-perro”. Partidos van y partidos vienen. Alcaldes suben y alcaldes bajan. Presidentes van y vienen, y no sólo no salimos de la mediocridad, sino que cada vez nos hundimos más y más.
No entendemos que hace falta poner orden al majestuoso desmadre en que vivimos; claro que para hacerlo hacen falta “tompiates”, porque la anarquía es lo que les conviene a los corruptos.
No le hagan al agazapado: sólo tiene derechos aquel que cumple con las obligaciones, sólo tiene derecho aquel que respeta el derecho del otro. No hacen falta más leyes, nomás con que con las que hay sería suficiente.
A ver, Señor Gali, dígame por qué el mentecato que anda por las calles de “su” ciudad como “pedo loco” en su mega camioneta poniendo en riesgo la vida o la propiedad o la tranquilidad de los ciudadanos no será fotografiado cuando circula pasándose por “aquellito” las leyes y, por lo tanto, mis derechos.
Díganme, señores legisladores, por qué utilizan la Constitución como papel de baño, por qué permiten que una bola de sátrapas “pinten” las paredes de la casa de cuate que desea vivir como la gente. ¿Con qué derecho permiten que esta misma bola de cavernícolas pintarrajeen monumentos y puentes? ¿A caso no está prohibido por la Constitución que ustedes juraron proteger y hacer respetar?
Que disfruten su puente del 5 de febrero (Día de la Constitución que se pasan por los huevos). Obviamente, hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen —como juraron hacerlo— requiere de valor civil, de honestidad y de pensar en el pueblo, antes que pensar en sus partidos políticos e intereses personales, lo cual les vale punto menos que madre.
Tos los servidores públicos con algún puesto mas o menos importante “juran” ante nuestra manoseada Constitución, pero los constituyentes “no contaban con su astucia” ni con su cinismo, no digo que con el cinismo de todos, pero sí de la mayoría que en su repajolera vida la han leído, y si la leyeron, ha sido para ver cómo se la brincan.
Pobre de México, “tan lejos de Dios y tan seca de semejantes juramentados”.
Según decía Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Según digo yo: “No habrá paz para nadie, mientras jures a favor de tus intereses personales, en contra de los derechos de los demás”.