El país cayéndose de broncas, hundiéndose en el desorden y la inseguridad, y nuestras nobles fuerzas políticas proponen a Cuauhtémoc Blanco, como aspirante a la alcaldía de Cuernavaca, Morelos, una de las ciudades más conflictivas del país.
No vayas a pensar que es porque “el Cuau” tenga fama y arrastre público, no, que va. Lo que suceda es que se sienten identificados, mimetizados con él, diría mi vecina.
Imagínate, lector querido; así ya no tendrán que disimular que están hechos pelotas, al contrario podrán gritarlo a voz en cuello.
A muchos les volverá el alma al cuerpo cuando descubran que no son los los únicos con aire en lugar de cerebro, un hermoso y redondo balón…o será ¿otro Juanito?”…chido”.
Esta situación no es nueva. Siempre me extrañó el que no hubieran llamado al “Mocha Orejas” a la “Tuta” o a los hermanos Barragán, aunque no sé porqué siento que sus espíritus han pepenado por las orejas a los miembros de algunos partidos que se dicen del pueblo.
Este mi pobre país está roto en tres partes: los que quieren un cambio, que casi no se siente, los que quieren un cambio económico y social manteniendo lo poco que tenemos y, los que quieren el cambio haciendo pinole lo poco que tenemos.
Esto, a mí me parece verdaderamente idiota, por decir lo menos. Porque para lograr ese cambio sin hacer mierda todo se requiere de gente cuando menos, con tres dedos de inteligencia, voluntad política y honestidad, cosas de las que carecen nuestras fuerzas políticas.
Pretender hacer a México otra Cuba —como lo intenta Maduro, que tiene de maduro lo que yo de Tehuana—, es no tener la sensibilidad y la inteligencia de un trapo de cocina. En primer lugar Cuba es una isla, y la revolución fue en la 59, o sea hace más de 55 años; no “marchen”.
No entiendo esa necrofilia necedad de recobrar a Stalin a Marx, al Che o Pancho Villa.
En aquel entonces no existían pantallas de plasma ni teléfonos inteligentes, ni computadoras ni internet ni políticos como los que hoy padecemos. Y tampoco éramos 7 mil millones de maceguales.
Tú crees, lector querido que, la solución a esto descansa en ¿el Atlas, en el América, en el León o en los Tigres del Norte o en Paquita la del Barrio?
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