Que similitud tan grande existe entre la imaginación y el sueño, entre el sueño y los pensamientos que nos fustigan con imágenes efímeras que van y vienen en una danza infinita dentro de ti; sutiles, etéreas.
Imaginación y sueño, dos caras de una misma e intangible moneda. Acaso la locura no es tan abstracta e intangible como los pensamientos de eso que, llamamos cordura.
Locura, una imaginación, un sueño cuyo único pecado es no embonar en los sueños y la imaginación de los demás, pero, ¿acaso tu imaginación, tus pensamientos, son iguales y verdad absoluta?
Muchas veces he pensado que este mundo es una verdadera locura: me pregunto si un demente pensará lo mismo que yo. ¿Cuál es el mundo verdadero? Tal vez el mundo verdadero no existe y no es más que un juego maligno de nuestra loca imaginación o quizá todo es un sueño en el que el loco es capaz de ver la realidad que desconozco.
Cada ser humano conforma su propio y particular mundo, en el que es creador absoluto y juez sin mancha, dueño de la verdad verdadera, esa que el loco percibe como un doloroso sueño demencial.
Por eso lo mejor, es hacerse el loco y no pensar, o seguir soñando que uno es el dueño de la verdad…e imaginar que, algún día, los demás descubrirán que lo que uno pienso es la verdad verdadera.
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