Una huerta de 70 árboles de aguacate, en sólo 2 mil metros cuadrados, se encuentra en producción en San Baltazar Tetela, Junta Auxiliar del municipio de Puebla, y cada árbol produce hasta 100 kilogramos de fruta por ciclo. Siete toneladas, a un precio promedio de 10 pesos por kilo, representan un ingreso bruto de 200 pesos diarios. Es la mejor huerta en varios kilómetros a la redonda.
Un invernadero de 30 metros cuadrados produce 800 kilogramos de jitomate por ciclo. Calculando un precio de venta de 10 pesos el kilo, permite un ingreso de 8 mil pesos o un ahorro equivalente cuando las hortalizas se destinan al autoconsumo. Un módulo de éstos, en la misma comunidad funciona desde hace más de 5 años.
De igual forma, en San Pedro La Joya, población perteneciente al municipio de Tepeaca, un grupo de 6 mujeres adquirió, y puso a funcionar, una incubadora de 90 huevos para producir pollitos, producir carne y huevo de aves y, al mismo tiempo, rescatar la genética de las gallinas y guajolotas existentes en la región.
Estas acciones son claras muestras de que se pueden generar más alimentos, ingresos, ocupación, así como el rescate de la cultura productiva, como condiciones indispensables para revertir la pobreza que flagela a un millón 800 mil poblanos.
Afortunadamente, no son los únicos ejemplos. Hay cientos en todo el territorio estatal, chicos, medianos y grandes. Una empresa, Hortisen De Atlixco, es la única que produce Jitomate Uva, el cual exporta para Estados Unidos.
Desde 1991 hemos promovido cientos de ejemplos productivos que hoy perduran y crecen. El bambú, la pitahaya, la producción de peces, huertas frutícolas, el huitlacoche y muchos más son ejemplo de ello. Mucho de este trabajo está consignado en el libro “Puebla, una estrategia de atención al campo” que está disponible, desde el año 2011, en la página www.jimenezmerino.com.mx, el cual resume las acciones realizadas del 2005 al 2011 en el campo poblano.
Invariablemente, en cada proyecto emprendido se requirió de orientación a los interesados, algunos necesitaron motivación y todos demandaron capacitación y asesoría técnica. Sin estos elementos es imposible cualquier desarrollo productivo de ningún tipo.Por lo anterior, adquiere relevancia la innovación instruida por el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, para mejorar el programa PROSPERA mediante la INCLUSIÓN PRODUCTIVA de las familias. Tan sólo en Puebla existen más de 500 mil mujeres beneficiarias.
Por ello, con Nancy de la Sierra Arámburo, exdelegada del Programa en el estado, firmamos un acuerdo de cooperación entre SAGARAPA y PROSPERA, el cual continuamos con Graciela Juárez Martínez, para apoyar la inclusión productiva de las mujeres. Creamos un catálogo con más de 200 opciones productivas, no para decir qué proyectos ejecutar sino para que las mujeres tengan elementos de referencia para tomar una decisión de acuerdo a lo que saben hacer, a los recursos con que disponen y las necesidades de consumo y comercialización.
Iniciamos también la promoción para establecer pequeños huertos mediante la dotación de plántula de hortalizas para este fin. Más de 3 mil huertos se han apoyado a la fecha. La adopción que han hecho las mujeres participantes ha sido trascendente, pero la emoción generada en sus hijos, es mucho mayor.
Hace unos días platicaba con la Coordinadora Estatal de PROSPERA, y me comentaba de casos de éxito en varios lugares, pero destacaba el caso de Santa Cruz Xonacatepec, en donde además de obtener hortaliza para el autoconsumo, las mujeres ya están planeando producir para vender. Es imposible que se venda algo si no se ha resuelto el autoconsumo.
La inclusión productiva es la condición fundamental para revertir la pobreza de la gente, aunque la tentación de los gobernantes sea hacer obras para trascender, que muchas ocasiones nadie pide. Lo que realmente ayuda es apoyar a la gente para ser más productiva.
Lamentablemente, los apoyos materiales siempre han estado por encima de los apoyos intelectuales porque estos últimos no dan brillo político a los gobiernos. Se regatean y mal pagan los servicios educativos, de investigación y de asesoría técnica, y se privilegian muchas obras costosas e inútiles. Y luego, seguimos buscando las causas de las pobreza y afirmando que ésta no la creamos nosotros y que viene de hace muchos años. Si no se apoya la inclusión productiva en serio, la pobreza no solo prevalecerá, sino que se agravará.