Cuando yo era chavo, no existía la tele, ni los celulares, ni las compu ni el internet, ni microondas; es más, los presidentes se conformaban con robar, pero poquito. Los gobernadores y los alcaldes eran gente del lugar, sencillos y borrachones. 
De todo ese pasado lo único que nos quedó es lo de políticos borrachones. A tal grado que en el “hoy no circula” van  a “entambar” al que no traiga alcohol en la sangre. 
Efectivamente, no teníamos tantas cosas como tenemos hoy, lo cual no ha llevado a caer en un grado de frustración tal que, nos hemos cosificado. Hay tal cantidad de opciones de una misma cosa que nuestras vidas se han convertido en un estado de deseo constante. Si mis calzones todavía están buenos y aguantan, tengo que cambiarlos por los nuevos modelos que traen pelotitas de colores en las nachas. Si mi televisor funciona de pelos y es de un tamaño cómodo, tengo que cambiarlo por otro más grande, porque si no las visitas van a pensar que soy un pobre jodido. 
Por otro lado, el simple hecho de no poder obtener lo último, lo de moda, nos deja un sabor amargo de impotencia, y en algunas personas se despierta un “odio jarocho” en contra de aquellos que tienen la fortuna de obtener lo que ellos no tienen…sensación muy humana pero muy pinche y destructiva. Así y por eso se han armado las revoluciones, porque el contraste indescriptible de los que no tienen es demasiado grande.
No sé qué vaya a hacer la naturaleza, pero sí sé que tomará cartas en el asunto y nos enseñará a vivir en la sana medianía  de nuestros hermanos Tarahumaras, que como sabrás fueron capaces de ganar un mega maratón mundial sin necesidad de llevar puesto el último modelo de Adidas. 
No es que uno tenga que convertirse en conformista, simplemente de lo que se trata es de intentar vivir con lo necesario para ser feliz y no preocuparte por perderlo.  Los chinos decían al hombre que poseía muchas llaves y presumía de ello: “pobre de ti, cuántas cosas tienes que cuidar, cuántas cosas te preocupan”.
De cualquier manera, pienso que de lo único que se trata es de ser feliz. Si te hace feliz poseer muchas llaves, pues bueno. Si ni siquiera llavero tienes, pues también que bueno.