Los mexicanos vivimos en un país de costumbrismo: Ya nos acostumbramos a los políticos manipuladores y ratas, a la inexistencia de la seguridad policiaca, a convivir entre baches, manejar entre avenidas que no tiene marcados los carriles, a las obras inútiles, a que cierren calles sin previo aviso, a que las obras del  gobierno en turno se lleven una eternidad, a los topes sin pintar y sin señalizaciones, a las calles sin nombre, a la prepotencia de algunos burócratas y servidores públicos, a las coladeras destapadas, a que poden los camellones a la hora de más tráfico.
A que los gobernantes pregonen que vivimos al nivel de Disneylandia, a vivir anegados por la falta de un sistema hidráulico, al pago de moches, a los anuncios idiotas de nuestros gobernantes, a la injusticia, a la manipulación, al intercambio de favores políticos, a la ineficiencia.
…a todo, bueno, casi a todo, porque lo que sigo sin soportar son las colas.
Esa maldición que no respeta edades ni sexo, a menos que seas burócrata de nivel. Y es que hasta la palabra “cola” apesta, es lo último, lo de hasta atrás, el atributo del “demoño”, el pilar del albur y demás tarugadas.
De todas las colas, la que más me indigna es la “cola” para recoger las medicinas (que nunca hay) en el Seguro Social.
Ves a los ancianitos hechos un nudo por los años y la enfermedad formaditos por horas para que al llegar a la ventanilla les digan: “regrese el próximo martes a ver si ya hay”…esa cola no tiene madre, aunque si tiene un padre que trabaja como secretario en  el gobierno.
Es que, además, la palabra “cola” es muy descriptiva, por ejemplo: COLABORADOR, el que labora a la cola, COLATERAL, el que tiene la cola de lado, COLADA, la que dio la cola, COLAGOGO, el que hace que se te derrame la bilis, COLA LOCA , la que se pega a lo que hay, COCA COLA, la que envicia, etcétera. 
Por lo pronto esto fue mi COLABOARCIÓN COLATERAL  porque la escribí con la  “cola” de lado porque tengo una ciática que me trae de la “cola”.