En una elección panista que seguramente terminará con el apabullante triunfo de Ricardo Anaya sobre Javier Corral, mucho se hablará de las sucias prácticas con las que hoy operan los nuevos dueños del PAN, que no son otra cosa que el perfeccionamiento de los operativos electorales creados por las maquiavélicas mentes priistas en la segunda mitad del siglo XX.
Aunque está plenamente demostrado que Rafael Moreno Valle no cuenta con el grado académico de doctor, lo que ha aportado a las nuevas generaciones de panistas es sin duda digno de un gran reconocimiento por parte de su partido político.
Sin temor a equivocarme, Moreno Valle es hoy el gran “transformador” del PAN. La doctrina de su fundador Manuel Gómez Morín reposa ya en el cesto de la basura.
Aunque no comulgue con las doctrinas conservadoras que dieron origen al PAN, me deben un enorme respeto quienes lucharon por esa ideología con alta carga humanista, de la cual —hasta hace diez años cuando menos— se sentían orgullosos los verdaderos panistas.
Después de ver y comprobar el padrón inflado, el uso de credenciales falsas, el desenfrenado acarreo, la cínica entrega de despensas y el pago en efectivo por el voto; me queda claro que el verdadero ideólogo del PAN hoy no es otro que Rafael Moreno Valle.
Al diablo la doctrina de personajes como Manuel Gómez Morín, Carlos Castillo Peraza, Federico Ling Altamirano, Manuel J Clouthier y la de todos aquellos que hicieron del PAN un partido de principios, conservadores sí, pero principios al fin.
Sin embargo, gracias al Elba Esther Gordillo y a su hijo político, el rumbo de Acción Nacional cambió desde el 2006.
Esta es la nueva historia azul.
Hasta antes del arribo de Moreno Valle al PAN, ni los dirigentes y mucho menos los militantes, conocían los alcances de esa ciencia política inventada originalmente por el PRI y que pomposamente llamaron Alquimia Electoral.
La ingenuidad y hasta la inocencia de los panistas, embelesados por una vieja doctrina conservadora, creó en ellos una idealista concepción de la política, la cual les garantizaba la permanencia de sus principios, pero los hacía altamente vulnerables ante las dotes mapacheriles de su principal opositor político: el PRI.
A diez años de la acogida que le dieron al Señor de los Cerros, hoy el PAN y sus dirigentes han sido adoctrinados por el gobernador de Puebla, quien les ha hecho predicar bajo los sucios “principios” del partido al que tanto odian y al que hoy no solo se parecen, sino que hasta lo han superado.
Desde su llegada al PAN, Rafael planeó apoderarse de ese partido, haciendo creer a sus aliados que era necesario abrir el padrón panista, para crecer no solo la militancia, sino la democracia interna de ese partido.
Víctimas de su propia ingenuidad, los panistas le fueron cediendo posiciones y espacios a Moreno Valle, quien hizo crecer la estructura a su antojo, para poder romper los candados que la élite panista había puesto precisamente para evitar que alguien como Rafael se les metiera hasta la cocina.
Pero el abordaje de Moreno Valle al PAN no inició ayer con la elección de Ricardo Anaya, ni el año pasado con la de Gustavo Madero; esta inició, desde el mismo día en que Elba Esther Gordillo exigió al PAN que quitarán la candidatura a la senaduría a Ángel Alonso Díaz Caneja, para entregársela a su alumno político.
Desde esa ocasión, Rafael empezó a tejer la alianza con el PRD y Convergencia—hoy Movimiento Ciudadano—, para sumarla al partido de la maestra Gordillo el Panal y con ello la gubernatura de Puebla.
Con la gubernatura en la mano, el nieto del general aprovechó su posición, para iniciar un brutal saqueo económico, con el cual opera en diversos estados, con el fin de apuntalar una estructura con rumbo al 2018 en donde piensa ser el candidato presidencial.
Así las cosas, el alumno más avanzado de la maestra, ya les enseñó cómo hacer alquimia electoral con credenciales falsas, padrones inflados, acarreo masivo, entrega despensas y pago en efectivo por el voto; sino que además, les enseñó como apoderarse de un partido pos muchos años.
Lo que no se dieron cuenta los panistas, es que el costo del proceso enseñanza aprendizaje, fue el partido mismo. Ese fue el precio que pagaron.
Y por supuesto, la corrupción, contra la que supuestamente lucharon desde su fundación como partido, hoy es parte fundamental de su propia esencia.
La corrupción del que será el nuevo dirigente del PAN y sus dos principales padrinos —Madero y Moreno Valle—, es un tema que ya se ganó mi columna de mañana.
Por lo pronto, hoy están hechos del mismo estiércol que tanto asco les daba.
Ver para creer.
Contracara