A veces me preguntan que porqué no trago a la mayoría de nuestros políticos, esos oportunistas manipuladores que tienen baba de nopal en lugar de neuronas.
Yo no se quién fue el brillante o la brillante diputada que piensa que la igualdad de género se logra haciendo pomada nuestra lengua, nuestro bellísimo y rico lenguaje. 
Ahora son las diputadas y los diputados de la Cámara quienes trabajan  a favor nuestro, o sea, ellas y ellos simplifican nuestras vidas en un ejercicio plural. Así es, las diputadas y los diputados desde ahora trabajan, al igual que las senadoras y los senadores, en las cámaras y los cámeros. Esto demuestra la igualdad de género en nuestro país, según ellos y ellas.
Sería bueno que las diputadas y los diputados leyeran algún libo o libra que les permita comprender el género neutro (que no es un género homosexual). Es absurdo tirar al caño o a la caña la riqueza o el riquezo de nuestra lengua o nuestro lenguo. El problema es que este desmadre ya permea hasta la presidencia o el presidencio de la república o el repúblico.
El género neutro o la génera neutra une, une a los dos géneros, que pienso, es lo que hace falta en el país o la país: unión.
Por desgracia, estoy seguro de que cuando hablo de género, las diputadas y los diputados han de imaginar que hablo de la manta de cielo el casimir, o la cabeza de indio o del yute.
Así es amigo lector, lectora querida: Cuando abras la puerta o el puerto de tu casa o de tu caso, olvídate de la runfla o el runflo de bueyes y bueyas que dirigen el destino de millones y millonas de mexicanos y mexicanas, de niños y niñas, así que los humanos y las humanas  que no entran en estos rubros,  ya se los chupo la bruja o el brujo…dime si todo esto no es una reverenda estupidez: igualdad de género destruyendo el lenguaje y la historia.