Al taxista lo habían asaltado hacía un mes, dejándole la cara como falda de hawaiana, a su cuate, el despachador de la gasolinera que quiso ayudarle, fue arrastrado por el piso con un carro que el mismo gandaya se robó de la gasolinera.
A mis alumnos los asaltan y les roban sus computadoras una vez sí y la otra también. A mi vecino lo asaltaron y lo hicieron bajarse de su camioneta para robársela, saliendo del supermercado.
Asaltaron el Starbooks de Cholula, asaltan a la salida de los centros comerciales, de los bancos y hasta de los escusados públicos. Pero según nuestras altísimas autoridades poblanas, esta es una ciudad segura.
…Y pensándolo bien, sí es cierto, seguro que te van a asaltar, seguro que te van robar las llantas y los espejos, seguro que van a encuerar a alguien a la vuelta de la esquina, seguro que las autoridades no te van a pelar, seguro que los maleantes saldrán libres, seguro que cuando necesites un policía no vas a encontrarlo, etcétera, etcétera, etcétera. El infeliz que asaltó al taxista y medio mató al gasolinero, lo agarraron pero salió —fieles a las costumbres—, libre a los 15 días, porque el inocente rufián andaba un poquito drogado y no sabía lo que hacía. El pueblo dice que esto es de lo más común, o sea, que tiene que ver con “el moche nuestro de cada día” que se ha vuelto la oración cotidiana de nuestras honestas autoridades.
La postura esa, de dejar en libertad absoluta a criminales confesos, a plagiarios y demás alimañas, porque el Ministerio Público integró las averiguaciones a lo güey, me parece criminal y corrupta.
Porque qué clase de ley es la que castiga a los perjudicados, a quienes les han hecho el daño. Pienso que al que deberían de meter a bote o castigarlo, debería ser al Ministerio Público o a la autoridad por incompetente o de plano por corrupta.
Para qué le piden a la sociedad que denuncie, ¿para esto? No manchen… Un día de estos se les va a levantar Fuenteovejuna.