Contra viento y marea, ayer Anatere Aranda inició su campaña por la gubernatura de Puebla.
Dos incógnitas rodean la candidatura de “La Doña”: su nivel de crecimiento y a quién le beneficiará su aparición en la boleta electoral.
Respecto a los niveles de crecimiento, Ana Teresa se enfrentará a dos serias carencias: dinero y estructura.
A diferencia de “El Bronco”, cuya candidatura fue respaldada por grandes capitales de empresarios regios y de haber contado con la estructura de los grupos priistas contrarios al gobernador Medina, Aranda Orozco pasará las de Caín para resolver estos dos problemas.
Sin embargo, la victimización es un tema del que Aranda sabe sacar un gran provecho y su trayectoria política la hace muy atractiva para los medios nacionales.
Si hacemos un monitoreo de medios, veremos que Anatere ha aparecido más en medios nacionales que cualquiera de los candidatos de Puebla.
Además, hoy la reina de las redes sociales es la candidata independiente, aunque los boots azules y colorados generen mayor número de impactos.
Respecto a la estructura, es un hecho que solo contará con el voto de aquellos poblanos que se convenzan del discurso ciudadano de la candidata.
Y es aquí donde salta la pregunta:
¿A quién beneficia Anatere?
Es evidente que detrás de la candidatura de “La Doña” está la intención de arrebatar el control del partido blanquiazul.
En el arranque de campaña de la señora, aparecieron viejas figuras del panismo dispuestas a trabajar el voto duro de la derecha poblana, que fue aniquilada por el Señor de los Cerros.
Cada voto que Anatere le quite al PAN, es un golpe para Tony Gali, lo cual debe ser un tema de alerta en el búnker azul.
Por si fuera poco, el discurso de Aranda —como ayer se vio— estará centrado en Moreno Valle, lo que será un dolor de cabeza para Casa Puebla durante los próximos 45 días, incluido el día del debate.
Un estudio realizado en el equipo de campaña tricolor les arroja que de cada tres votos para Ana Teresa, dos se los quitará al PAN y uno al PRI.
De ahí que sea tan importante el nivel de crecimiento de la nueva candidata.
Calculando que voten 2 millones el 5 de junio, cada punto porcentual implica 20 mil votos.
Si Ana Teresa alcanza 8 puntos porcentuales, estos representarían 160 mil votos, de los cuales, aproximadamente le quitaría 50 mil al PRI y 100 mil al PAN.
Es decir, que para fines prácticos le daría una diferencia de 50 mil votos favorables a Alcalá.
En esa misma lógica, si llega a los 12 puntos o 15, el diferencial para el PRI sería de 80 mil y 100 mil votos, respectivamente.
En conclusión, entre más crezca Ana Teresa, más riesgos corre Tony Gali, pero si no pasa de los 8 puntos, el factor Anatere no implicaría un desequilibrio en la estrategia electoral del PAN.
Así las cosas, el factor Anatere existe y puede ser determinante, pero si no crece arriba de diez puntos, se esfuma.
Veremos y diremos.