Entender a “La loca de la casa”, la mente, no es cosa fácil. Cuando se aferra en conseguir algo, no para hasta lograrlo. Como toda buena fémina uno debe reconocer que es adorable. “La loca de la casa” es compleja y difícil de lidiar con ella.
Imagínate, lector querido: Cada méndigo pensamiento que tenemos produce un sentimiento, y los sentimientos provocan emociones, y las malvadas emociones hacen que tomemos acciones, y las acciones provocan reacciones…
Entonces ya te darás cuenta de por qué a veces reaccionamos y actuamos como locadios que nos aferramos a la necesidad de averiguar la calidad de nuestros pensamientos…
Pero espérate, porque la bronca se pone peor cuando nos preguntamos por qué no tengo pensamientos respecto a quienes me rodean, por qué entonces tengo que meterme hasta la recámara personal de “La loca de la casa”.
Y ahí, en su recámara personal, nuestra lorenza amiga guarda todos los recuerdos de nuestra infancia —no los de ella—, sino los nuestros.
Ahí en esos recuerdos está la primera vez que me sentí solo, la primera vez que necesité ayuda y nadie me peló, la primera caricia, mi primer abrazo, el primer rechazo y un montón más de emociones que nos hacen ser como somos y pensar lo que pensamos… y reaccionar como reaccionamos.
Lástima que hasta ahora me está cayendo el veinte... aunque a veces es difícil tener un pensamiento positivo frente a un candidato que asegura que ahora en Puebla vivimos mejor que en Disneylandia, aunque en su vida haya entrado al Seguro Social de San Andrés Cholula.