En la entrega pasada destaqué que las necesidades de las familias, de las comunidades y de los sectores productivos no se encuentran en los contenidos educativos. Por ello, formar líderes que resuelvan los problemas y necesidades actuales, que también puedan prever los del futuro, es una de las más grandes necesidades pendientes de la política educativa nacional así como atender los grandes problemas nacionales, es el pendiente de la política pública mexicana.
Una comunidad necesita de agua, energía eléctrica, vías de comunicación, escuelas, entre otros, para desarrollar las capacidades de la gente y las condiciones elementales que permitan una convivencia armónica que promueva su crecimiento, desarrollo y progreso.
Las personas necesitan agua, alimentos, ingresos, viviendas, salud y las condiciones para desarrollar al máximo su potencial intelectual.
Para atender estas necesidades se requiere una política de planeación real, viable, que identifique y cuantifique las grandes necesidades nacionales, regionales y comunitarias, que calcule los requerimientos de recursos económicos pero que además establezca plazos para su solución en un horizonte que no rebase los 20 años, es decir, atención a corto, mediano y largo plazo como ya se intentó hacer aunque sin éxito, con la Agenda del Agua 2030.
Necesitamos una revisión objetiva y reconocimiento a lo que ha funcionado. Dar continuidad de obras y proyectos acertados y no inventar el país o los estados cada 6 años, ni los municipios cada 3 ó 4 y, principalmente, dar seguimiento y hacer evaluación de programas, algo de lo que más se ha carecido en los últimos 50 años.
En la política presupuestal necesitamos un gasto público que no solo esté conteniendo los problemas y en algunos casos genere bienestar. Requerimos un presupuesto que también ayude a crear riqueza para hacer sustentable el bienestar.
Que ésta no solo considere inversión en obras nuevas. Ya que, en este caso, no se considera también un presupuesto para mantenimiento de las mismas. Cuando las familias obtienen los servicios, mejoran su entorno pero no cuentan con ingresos para pagarlos, porque no se está apoyando en forma suficiente la generación de riqueza en los presupuestos públicos.
Se requiere una política ambiental que establezca como prioridad la reforestación, que proteja los manantiales y fuentes de agua para las comunidades; limpiar ríos, presas, lagos y lagunas; adoptar la reforestación aérea por semilla para superficies inaccesibles; incorporar especies forestales más productivas; mayor apoyo para utilizar las energías limpias y mayor impulso a métodos biológicos para el tratamiento de aguas residuales ante la inviabilidad de los métodos tradicionales de alto costo operativo.
Tan solo en Puebla, de 22 plantas de tratamiento existentes en la zona metropolitana, medianamente funcionan 4 porque los costos de electricidad y mantenimiento son inaccesibles para los presupuestos públicos. Ya nos estamos acostumbrando a ver ríos de aguas negras. Muchos niños piensan que así son todos los ríos.
Además, es necesaria una política de financiamiento productivo con mayor impulso al emprendedurismo de la población; crear cajas comunitarias de ahorro y préstamo para incentivar la producción de bienes; apoyo de proyectos integrales de tamaño mínimo rentable dentro de los programas de fomento y al desarrollo de infraestructura de acopio y transformación de materias primas para acceder a mercados.
Es necesaria una política alimentaria y acuícola que ayude a los productores de autoconsumo y pequeños productores a elevar la productividad, subir rendimientos, bajar costos, alimentarse mejor, vender mejor y aumentar ingresos cuidando sus recursos naturales. Integrar y desarrollar cadenas productivas y de valor. Revertir la contaminación y sobrepesca de los mares.
Hace falta mayor fortalecimiento y apoyo integral a la acuacultura e impulso a la adopción de innovaciones tecnológicas como las jaulas flotantes que permiten aumentar la producción acuícola facilitando la alimentación, manejo y pesca en los cuerpos de agua.
Muchos años se ha medido el desempeño de gobiernos nacionales, estatales y municipales por las obras de infraestructura que hacen, por el mejoramiento de la imagen de los centros de población, por muchas acciones aparentes. Creo que ya es tiempo que se mida por el mejoramiento real de las condiciones de vida de la gente. Principio y fin de las políticas públicas.
Director del Centro Internacional de Seguridad Alimentaria
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