“De pie, cantar, que vamos a triunfar.

 Avanzan ya banderas de unidad,

 y tú vendrás marchando junto a mí

 y así verás tu canto y tu bandera florecer.

 La luz de un rojo amanecer

 anuncia ya la vida que vendrá”.

La supina ignorancia del "líder" estatal del PAN se mostró en el discurso que dirigió a los neopanistas que acudieron a la asamblea de ese partido.

Seguramente el fragmento de la letra de la canción de Sergio Ortega Alvarado con el que inicio mi columna, no le dice absolutamente nada a Jesús Giles.

Probablemente la frase: "El pueblo unido, jamás será vencido", pensó era una buena rima política para mover a cualquier masa.

Nunca supuso que detrás de esa proclama, vive la voz de un movimiento social derivado del marxismo, en contra exactamente de lo que su partido representa.

"El pueblo unido, jamás será vencido" es un canto chileno, conocido en el mundo entero y es una de las más famosas canciones de protesta de la historia.

La canción de protesta tiene como sello fundamental su compromiso político y social, se pueden tomar como sus principales antecedentes los himnos de las revoluciones liberales.

Li-be-ra-les, señor Giles.

Su ignorancia lo llevó a parafrasear un himno socialista en una asamblea del partido conservador.

Pero cómo esperar algo distinto de un sujeto que alcanzó la dirigencia por su probado entreguismo hacia el Señor de Los Cerros.

Cómo esperar una cultura ideológica, en un jovencito cuyo único mérito es saber decir: sí señor.

Seguramente Gómez Morín y Castillo Peraza debieron retorcerse en sus tumbas al momento que Giles lanzó al viento su frase: "El PAN unido, jamás será vencido".

Pero los hediondos eructos no culminaron ahí, ya que la frase fue el preámbulo al llamado a pedir el respaldo para Moreno Valle, diciendo que no tiene ninguna duda de que 2018 será el año en que un poblano recupere la Presidencia de la República.

Evidentemente, para Chuchito Giles, el respeto a los estatutos de su partido es un asunto menor, por lo cual no tuvo empacho en dejar a un lado su obligada postura de imparcialidad y lanzó línea abierta en favor de su patrón.

No se podía esperar otra cosa de un felino turco, convertido en líder del blanquiazul.

Ah, pero eso sí, el jovencito salió feliz, pensando que había dado un histórico discurso, digno de compararse con la corriente conservadora de los grandes ideólogos del PAN.

Bien dicen que la ignorancia es atrevida.