A 22 días de que el gobernador Moreno Valle deje el cargo, mucho debe preocuparle el hartazgo que los poblanos mostraron y manifestaron en la marcha del sábado pasado.
Independientemente de que el gasolinazo tuviera como principal objetivo repudiar a Peña Nieto, convertido hoy en el payaso de las cachetadas, en Puebla también se sintió la rabia en contra del Señor de Los Cerros.
El grito de "Moreno Valle nos tiene hasta la madre", retumbó en el Zócalo de la ciudad capital, como parte de las muestras del sentir ciudadano.
Y sucede esto justo una semana antes de que Rafael rinda su último informe.
Y aunque este será en la plataforma de Audi, con miles de acarreados y en un escenario de fácil control, no hay que descartar que mientras se realiza el ritual en San José Chiapa, en Puebla se repitan manifestaciones multitudinarias en contra del tirano.
Por lo pronto, la Puebla bronca parece por momentos despertar.
Y no es para menos.
La encrucijada de Lalo Rivera
De manera consistente y con datos duros sobre su actuación como diputados, en esta columna he señalado y denunciado su labor en el Congreso del Estado de casi todos los que lo conforman.
Los panistas morenovallistas por circunstancias más que naturales y los priistas por su condición sumisa, pero ambos cómplices y paleros de un gobernador que saqueó al estado, ante la condescendencia total del Legislativo.
Sin embargo, en descarga de ellos, esta vez quiero tocar un tema que francamente yo desconocía.
Me refiero a la cuenta pública de Eduardo Rivera. Al respecto, cuestioné a algunos diputados y encargados de la fiscalización de los recursos y me entero que el exalcalde no ha buscado solventar las observaciones que existen en su contra.
Según esta versión, Rivera Pérez no ha presentado argumentos para su defensa, lo cual —de ser cierto— lo colocaría en precaria situación legal.
Me aseguran los diputados que ante su nula defensa, la guillotina caería irremediablemente en su cuello, lo cual les parece muy sospechoso.
Tienen dos teorías, una es que Eduardo Rivera busca victimizarse y la otra es que no tiene elementos de defensa para solventar su cuenta pública.
Y aunque es evidente lo que sucedería si el Señor de Los Cerros ordena que la cuchilla caiga, también es cierto que las pruebas presentadas le servirían para una instancia posterior.
Por lo pronto, hasta el momento, salvo que Lalo demuestre lo contrario, no hay pruebas de descargo en el expediente que lo acusa de malversación de fondos públicos.
Y ante los posibles obstáculos que pudiera enfrentar, si el exalcalde tiene pruebas o si ya las presentó, las páginas de Intolerancia Diario están abiertas.
Veremos y diremos.