La corrupción y complicidad policiaca alcanzan niveles insospechables y rebasan toda realidad.

No se puede explicar la creciente ola de robos y asaltos con lujo de violencia sin la complacencia de los encargados de la seguridad de los poblanos.

Para muestra, un solo botón.

Ayer por la tarde, cinco sujetos intentaron asaltar con lujo de violencia un domicilio de la colonia Rincón Arboledas. Los vecinos lanzaron la voz de alarma e impidieron que se cometiera el ilícito por parte de los delincuentes que viven apenas a unas calles del lugar.

Tras una larga persecución, los colonos, organizados y cansados de tantos robos, capturaron a tres ladrones en la 15 B Sur, entre 83 y 81 Poniente, allá por San José Mayorazgo. Los otros dos lograron escapar.

Hasta ahí llegaron cinco patrullas de la Municipal y Estatal. De entrada, se negaron a remitirlos a la Fiscalía General porque dijeron que no había elementos para detenerlos, pese a los señalamientos directos de los agraviados y los propios vecinos.

Un video en poder de Intolerancia Diario evidencia la protección policiaca por parte de un uniformado a uno de los tres delincuentes. “Guarda silencio, guarda silencio”, le recomienda una y otra vez el municipal al detenido, sin que haga el menor esfuerzo por trasladarlo a la Fiscalía. Por el contrario, da largas para subirlo a la patrulla.

“Guarda tu teléfono y guarda silencio, guarda silencio y así quédate quieto, para que nadie te identifique”, le recomienda otra vez el uniformado al delincuente.

Al ver esta situación, los vecinos enardecidos le advirtieron a los policías que si no consignaban a los delincuentes llamarían a los medios para hacer la denuncia correspondiente.

Al estar acorralados, a los uniformados no les quedó otra más que proceder y remitir a los delincuentes a la Fiscalía. Los ladrones viven en la 15 B Sur, según los propios vecinos.

De esta forma queda demostrado que algunos policías protegen a los delincuentes para cometer los ilícitos.

Ojalá las autoridades tomen cartas en el asunto y por fin terminen con esa complicidad que facilita los atracos, asaltos y robos a casas habitación. Y sobre todo, que provoca que nadie se sienta seguro ni en las calles ni en sus propios domicilios.

La autoridades correspondientes tienen que actuar con prontitud, de no hacerlo los vecinos cada vez más organizados y hartos de la delincuencia podrían tomar otras acciones para frenar los robos de que son objeto.

Esperemos que no sea tarde y no haya lamentaciones de otro tipo.

Veremos y diremos.