Una constante entre las organizaciones políticas y sociales es que solo se convocan previo a elecciones para el cambio de mando. Poco se reúnen durante el periodo intermedio y poco importa lo realizado por los salientes. Pareciera que lo realmente importante es ver quienes van a ser los nuevos dirigentes.
Y lo menciono porque, en mi experiencia, desde la elección de jefe de grupo en la escuela, director de facultad, rector de universidad, comisariado ejidal, mesa directiva de colonos, presidencia de colonia, presidente de junta auxiliar, presidencia municipal, gobernador del estado, presidente de la República, dirigencia sindical y similares, siempre esa es la constante
Tener el poder ha sido un gran anhelo del ser humano. Todos quieren tener poder, ser famosos y ser ricos, según Dennis Waitley, en su libro Para ser el mejor; pero muy pocos saben cuánto poder, para qué lo quieren, ser famosos en qué o qué tan ricos.
Acceder al poder es más por invitación que por deseo, según Alex Rovira en su libro Los siete poderes, un libro muy recomendable para los jóvenes que inician su incursión en la política pública. Asimismo, el mismo autor señala que es un proceso de preparación gradual en donde se van superando temores y tentaciones que, en caso de no ser así, pueden hundir a gobernantes si éste llegó abruptamente al poder o sin preparación para los cargos a desempeñar.
En todos los procesos políticos vividos he visto infinidad de aspirantes, con o sin posibilidades reales. Todos, buscando la circunstancia o la oportunidad aunque, desde mi perspectiva, nunca hay circunstancias favorables porque éstas se tienen que crear.
Primero hay que saber para qué se quiere el poder, cuál es el proyecto que se necesita y después quién lo puede coordinar y dirigir. Primero, entre todos definir lo que debe hacer el próximo dirigente o gobernante.
Lo escrito anteriormente es muy importante porque, después de una elección, cualquiera que sea su tipo, en cuanto se eligió al representante, regularmente no se vuelven a reunir los integrantes de las organizaciones, y muchos lo hacen por estar en desacuerdo con la decisión. Por ello, debemos aprovechar su participación previa para conocer sus propuestas.
Con base en lo anterior, me parece un acierto importante la convocatoria realizada, en la semana que recién terminó, por Enrique Ochoa Reza y Jorge Estefan Chidiac, dirigentes a nivel nacional y estatal, respectivamente, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), a los actores políticos de Puebla.
Al margen de posiciones y reclamos que son inherentes a este ejercicio convocado, quiero dejar constancia de mi felicitación al Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI por la oportuna reunión de la que, sin duda, salimos fortalecidos y motivados frente a los retos que representa el 2018.
Y, en los principales temas tratados en dicha reunión, se nos fue cuestionado el para qué se quiere en el PRI conservar el poder en el país y recuperarlo en Puebla; cuál es la oferta política de nuestro partido para los poblanos; cuál es la visión que tenemos para nuestro estado; y de manera sobresaliente, cuál podría ser la estrategia que definiremos para tener éxito en la próxima encomienda.
Las preferencias electorales hoy, de cara al 2018, están divididas en tercios, es decir entre las tres principales fuerzas políticas. No se puede asegurar nada para nadie. Sin embargo, con trabajo y una gran oferta a los ciudadanos podemos ganar su preferencia y con ello, puede ganar el PRI.
Y estoy seguro que puede ganar el PRI, si con su experiencia y estructura es capaz de convencer que requerimos poner castigos ejemplares contra la corrupción, nuevas fórmulas para revertir la inseguridad pública que lastima a la sociedad, políticas novedosas para eliminar de fondo la pobreza que nos ha lacerado por décadas y, también, si somos capaces de atender el grave deterioro de los recursos naturales que amenaza a las futuras generaciones.
Puede ganar el PRI, si se entiende que muchos de los problemas existentes tienen su origen en una educación distanciada de las necesidades de las familias y los sectores productivos y que, además, la investigación científica ha sido apoyada en forma insuficiente para apalancar el desarrollo tecnológico.
Y reitero que, podrá ganar el PRI en Puebla si logra poner en el centro de las prioridades recuperar el respeto y apoyo a las juntas auxiliares, si propone privilegiar con acciones reales el combate a la pobreza del 60 por ciento de poblanos que hoy la padecen, de apoyar sustantivamente al sector agroalimentario, el abasto de agua y la limpieza de ríos, así como apoyar el desarrollo de las 7 regiones según sus recursos y vocaciones.
Pero sobre todo, podrá ganar el PRI si trabajando juntos, posiblemente unidos, recuperamos y aplicamos sus principios y ponemos el servicio a la gente en el centro de las futuras políticas públicas.