Gracias, gracias, muchísimas gracias, Sr. alcalde de San Andrés Cholula (discúlpeme por no recordar su nombre), pero gracias de nuevo, por ofrecernos la oportunidad de realizar prácticas, ejercicios espirituales de gran calado para evaluar nuestro verdadero valor espiritual, al mandar hacer los tan necesarios parches en la pavimentación de El Camino Real, exactamente a la salida de las escuelas de la zona, de una y media a tres de la tarde mas o menos.
Fue maravilloso, lector querido. El reto para conservar la calma, sin que le aventaras el auto al humano que intentaba cruzar la calle, no bajarte de tu auto para evitar matar al desesperante cretino que tocaba el claxon con demencia brutal o, no insultar de la peor manera y sin piedad alguna al la pobre pareja de maceguales que aventaba pavimento caliente a diestra y siniestra sin importarle si el infeliz peatón podía quedar ciego o si el chapopote caliente caía en el cofre de tu auto.
No tienes idea de lo maravilloso que fue llegar a mi casa sin haber cometido un asesinato o sin haber causado una desgracia al inocente chamaco que osaba atravesar la calle para llegar a los brazos de su amada progenitora, que con los ojos desorbitados le hacía señas a su infante para que pudiera llegar hasta la puerta abierta de su camionetota… Fue maravilloso.
Fue una experiencia inolvidable, porque imagínate, lo que fue aquello, porque después de haber sobrevivido a este reto aún tenías que sobrevivir el paso mortal del tramo de tubos al final, y conservar la calma para no matar a algún alumno de la UDLAP o al valeroso motociclista repartidor de pizzas que bailoteaba, con maestría infinita entre los transeúntes y los enloquecidos manejadores y ciclistas del lugar.
De veras, qué puntería, qué brillante exactitud e inteligencia para planear con verdadero ingenio creativo este poderosísimo ejercicio espiritual. Eso es lo que yo llamo ejercer un servicio al pueblo, con verdadera pasión por el pueblo, por los demás humanoides que no somos escuchados por ningún otro servidor público. Gracias Señor Alcalde.