Contar con 100 mil escuelas de tiempo completo, con comedores para los alumnos, es un apoyo impensable para nuestras generaciones.
Actualmente, este país cuenta con cerca de 240 mil escuelas así como con 30 millones de estudiantes en todos los niveles.
Muchos de nosotros, en su momento, tuvimos que salir de nuestros pueblos porque no había los niveles escolares que ya requeríamos cursar y, en muchísimas ocasiones, más de las que uno se puede imaginar, no teníamos los recursos económicos necesarios para continuar nuestros estudiosos cuales sí existían en otras partes de nuestro país.
Así fue como yo salí de Tecomatlán, en el estado de Puebla, para terminar la primaria en el Centro Regional de Educación Fundamental José Amarillas, en el estado de Tlaxcala. A mí me tocó compartir un salón para que dos grupos diferentes cursáramos dos grados escolares diferentes; esta experiencia la viví en mi pueblo.
En Tlaxcala, el internado al que llegué era para gente muy humilde, pedían constancia de pobreza, la cual me extendió la autoridad municipal; allí existían todos los servicios básicos lo que me permitió terminar la escuela primaria y tener una mejor expectativa de vida.
Posteriormente y por circunstancias de la vida ingresé, sin proponérmelo, al servicio doméstico.
En Panotla, Tlaxcala, un pueblo con una gran cantidad de maestros en los años 70 y con un nivel económico aceptable, se requería de ayudantes en los quehaceres de la casa para que las maestras pudieran trabajar.
Es así como, después de terminar el sexto año de primaria en el internado José Amarillas, llegué a la Escuela Secundaria Federa Rafael Minor Franco, y gracias a que pude desempeñar trabajo doméstico como auxiliar, tuve acceso a tener alojamiento y alimentación para poder cursar la secundaria.
¡Aún sigo agradecido por esas enormes oportunidades que me prepararon para la vida!
De esta forma fue que aprendí a barrer, trapear, arreglar las recámaras, hacer la comida, lavar los trastes, lavar ropa, planchar o remendar ropa; fueron más de 50 actividades nuevas las que fui aprendiendo, además de algunas labores del campo, desconocidas para mí, como cortar alfalfa o limpiar cerdos, poner un huerto familiar o, en otros casos, hacer los mandados cotidianos.
Después de esto, siguió mi ingreso a la Escuela Nacional de Agricultura en Chapingo, Estado de México, la cual, en la práctica, es una escuela de tiempo completo por los apoyos existentes para la formación profesional de ingenieros agrónomos.
Ingresando desde la preparatoria hasta el nivel profesional se accede a esta opción automáticamente. Fue en ese entonces que la Escuela Nacional de Agricultura se transformó en Universidad Autónoma Chapingo, de la que tuve el honor de ser Rector en 1990.
La escuela es el espejo de la sociedad, es el espejo de las comunidades, lo que pasa o se aprende en la escuela inmediatamente se refleja en el actuar diario. También las omisiones se reflejan de inmediato. La escuela es fundamental para formar a los ciudadanos del futuro, para educar a los niños hoy y no castigar a los adultos mañana.
Los maestros son personajes insustituibles en el proceso de formación de nuestros hijos, y no por lo que enseñan que en si ya es muy importante, sino por la transformación que hacen de alguien en personas que no existían, como lo definió John Ruskin. Lamentablemente, la docencia y la investigación son de las tareas más mal pagadas.
Respaldo total a la propuesta de Meade
En este contexto, y como mexicano, me siento muy identificado con las propuestas de José Antonio Meade Kuribreña, candidato ciudadano por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de México.
En primer lugar, por el apoyo anunciado para establecer 100 mil escuelas de tiempo completo de las 240 mil existentes que ayudará a formar mejores mexicanos, así como apoyo para el desarrollo laboral y profesional de las madres.
Tanto el internado como Chapingo en donde estudié, son aún escuelas de tiempo completo y puedo hablar de sus enormes beneficios.
En segundo lugar, por el apoyo anunciado para más de 3 millones de trabajadoras domésticas, al impulsar la deducción de impuestos sobre las aportaciones voluntarias de los patrones y con ello contribuir a que tengan seguridad social. Gracias al trabajo doméstico fue que yo pude desarrollar mis capacidades y estudiar la secundaria; algo que hubiera resultado imposible para mis circunstancias, sin esta oportunidad de la vida.
Y en tercer lugar, incentivos reales a los salarios y prestaciones de más de un millón de maestros que, sin duda, será fundamental para mejorar la calidad de la educación que permita formar mejores profesionistas y ciudadanos que atiendan con mayores capacidades los problemas nacionales en la regiones y comunidades.
Confío plenamente en que el ciudadano Meade, candidato a la Presidencia de México, habrá de cumplir con sus compromisos de apoyar las escuelas de tiempo completo, apoyar a las trabajadoras domésticas y apoyar a los maestros mexicanos.
Es un funcionario honesto e íntegro, sin ambiciones desmedidas de poder y con un gran compromiso por servir a México.