Qué te cuento, lector querido: Según leí el otro día, una universidad holandesa descubrió que las personas adictas a los tacos con nenepil y a la birria en salsa de chile guajillo, tienden a sentir aversión por la poesía y por las obras musicales de Juan Sebastián Bach.
A tal grado les afecta la poesía o la prosa al estilo de Octavio Paz o de Neruda, que llegan a sentir convulsiones y vómito.
Un efecto similar se observó cuando toman un libro entre sus manos o al dar las “gracias” a la persona que les ha brindado algún servicio. Este mal, hasta dónde se ha podido descubrir, empieza a manifestarse a edad temprana, entre los 10 y 17 años, pero el estado crítico del mal, hace crisis en la edad adulta, alcanzando el máximo daño entre los adultos mayores de cincuenta años.
El nombre propuesto a este extraño mal es Nefastusotia Prepotentis Ignorat, caso insólito en los anales de la medicina actual, puesto que no se ha utilizado el nombre de su descubridor, el Doctor Guntherhofer, especialista en la realización de punto de cruz en la operación de juanetes.
A propósito de juanetes, a quién se le pudo haber ocurrido ponerle ese nombre al callote que se forma en el hueso del dedo gordo del pie. En tal caso le hubiera puesto ahjjijo, porque duele a mares.
Según dicen, salen por usar tacones, pero mi compadre usa botas —al menos que yo le sepa—.
Aunque ahorita, los zapatos ya no es algo característico de determinado sexo, sino del poder económico, porque para cómo vamos te van a mostrar los zapatos entre los Rolex.
Deja que te cuente, lector querido: allá por los setentas, los huaraches eran los zapatos de moda. Era la época de “amor y paz” entre los hippies. Por cierto, no sé si nadie le ha dicho al “Peje” que cuando dice frente a sus competidores que en el habrá “amor y paz”, prácticamente está declarando que pertenece —mentalmente— al siglo pasado….”, puesto que su actuación no tiene mucho de amor y mucho menos de paz…lo que sí es que en esa época fue cuando se puso de moda la mota: “amor y paz”.