Hace ya un buen tiempo que perdimos la sustentabilidad en muchos aspectos de la vida en el planeta. Actualmente hay menos especies animales, menos pesca oceánica, menos árboles, menos agua disponible y menos suelo fértil.
La erosión del suelo, la deforestación, los ríos sucios, la basura y desechos, el agua sin tratamiento, el excesivo uso de agroquímicos, la sobrepesca y una orientación extractiva de los recursos naturales, forma parte hoy de la cultura predominante frente al cuidado de nuestra casa, el planeta Tierra.
Aquello de “¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?” es pura retórica y palabrería, porque no se refleja en las políticas públicas, ni siquiera en las agendas políticas de los partidos de los que emanan los gobiernos.
Ante todo esto, hay una gran deuda con las futuras generaciones ya que, la satisfacción de las necesidades actuales, está tomando grandes cantidades de recursos de las cuentas que aún no se han abierto, de las de nuestros hijos y sus descendientes
Además, muchas de las ganancias económicas de hoy, tienen su sustento en un excesivo uso de recursos naturales, en su desperdicio o en su contaminación.
Los rendimientos agrícolas se están basando en el exclusivo uso de agroquímicos, desperdicio de agua, excesivo movimiento de las tierras o la eliminación de árboles mediante la roza, tumba y quema, son aún comunes en varias partes de México y del mundo.
De igual forma, las ganancias económicas de empresas se dan, en muchos casos, a costa de no invertir en sistemas de tratamiento de aguas o deposición de residuos, enviándolos sin escrúpulos a barrancas y ríos.
En otros casos, podemos encontrar la ausencia de políticas o falta de conocimiento y voluntad de gobernantes que no invierten en drenaje, saneamiento o tratamiento de las aguas comunitarias, y todo ello porque al ser obras enterradas o poco visibles, no pueden ser utilizadas políticamente para ser recordadas por la historia.
La falta de contenidos temáticos en las escuelas no ha permitido formar ciudadanos con una cultura del cuidado de la naturaleza en donde se consideren que tirar la basura no es lo normal, así como también que el gobierno está obligado a destinar recursos para limpiar los pueblos y ciudades.
Esa falta de enseñanza ha provocado que estemos acostumbrados a ver basura en las calles, en las barrancas, a la orilla de las carreteras o que cazar, pescar y cortar los bosques sin reponer algo a cambio, sea una práctica normal; y cuando se hace un uso racional y cuidadoso de los recursos que sustentan la vida, se ve como una práctica anormal.
Producto de esos excesos, descuidos o prácticas crecientes, en la búsqueda de mayores ganancias, es que el ambiente y la “casa” en donde vivimos esté deteriorada, en algunos casos, a grado tal que, si no le ayudamos, terminará por acabar con toda manifestación de vida.
Por todo lo anterior, hay que restablecer los ciclos alterados o rotos pues si no ordenamos la pesca ribereña en ríos y mares, si no se establecen controles mínimos, épocas de veda, tamaños y cantidades mínimas de pesca, seguiremos viendo perder volúmenes de captura así como de especies.
Si no hacemos esfuerzos diferentes y mayores para reforestar tales como la siembra de semillas en zonas deforestadas, el uso de drones para sembrar, el injerto de árboles así como las prácticas de cultivo de los bosques, no habrá ya ni oxígeno ni recarga de acuíferos con los que podamos contar.
La pérdida de árboles y las malas prácticas agrícolas conlleva a la pérdida del suelo y esto provoca una disminución de la capacidad del suelo para almacenar el agua lo cual, impacta en la producción de alimentos y en la recarga de los mantos acuíferos.
Al mismo tiempo, si no apoyamos la separación, reciclaje y confinación de los residuos sólidos o su transformación en energía, muy pronto no tendremos ni dónde pisar sin contaminarnos; muy pronto veremos más basura que peces en ríos y mares. Por ello, también hay que reducir el uso de plásticos, y eso podemos lograrlo usando menos bolsas de nylon en los supermercados y más bolsas reciclables en apoyo del medio ambiente.
Asimismo, si no se tratan las aguas residuales comunitarias e industriales, muy pronto veremos un gran incremento de enfermedades por contaminación en los cuerpos de agua que aún quedan y que cada día son menos.
Si no hacemos algo diferente en la forma de ver y cuidar el medio ambiente, muy pronto la infraestructura construida y las inversiones millonarias en obras, serán insuficientes e inútiles ante la falta de salud de las personas, los animales y la misma vegetación.
En el Día Mundial de la Tierra, en el día mundial de la casa en que vivimos, es tiempo de decidir qué tipo de futuro queremos para nuestros hijos porque la deuda ambiental que hoy existe ya se vislumbra impagable.