Cualquiera en su sano juicio, pensaría que una campaña para convencer a la gente de votar en favor de quien debe gobernarlos, debiera estar basada en propuestas serias, que garanticen beneficios para los electores.
Eso dice la lógica, pero en realidad, las campañas dejaron a un lado las propuestas, para anteponer los ataques, las ofensas y la desacreditación, para ganar las elecciones.
En este 2018 las propuestas valen literalmente madre; y lo que realmente cuenta es determinar quién es el menos puerco para votar por él o ella, según sea el caso.
En esta elección, todo comenzó con la presentación del 3de3 de los tres candidatos punteros en la puja por la gubernatura de Puebla. Los dimes y diretes no se hicieron esperar. Que si aquél tiene más dinero, que si no declaraste la residencia, que si las casas de tus muchas mujeres, que si las viviendas valen más de lo que dices, que si la instalación de una armadora mejoró la plusvalía de tus terrenos, etcétera.
Pero las cosas no se quedaron en ese charco de lodo de pedirle al otro que transparente lo que cada uno de ellos se negó a demostrar. Miguel Barbosa, Martha Erika Alonso y Enrique Doger, llevaron la discusión más allá.
En esa guerra, Miguel Barbosa llegó al grado de la paranoia y acusó a sus adversarios de estar buscando dobles de él para “grabarlo” mientras comete algún delito electoral. Claro está, se amparó en una publicación en Facebook que “solicita” a personas que se le parezcan.
En tanto, el equipo que paralelamente respalda a Martha Erika atizó el fuego contra Morena y denunció al cuñado incómodo, Fernando Manzanilla, por presunta violencia política de género; el argumento es que llamar a la candidata “esposa de”, le resta valía como mujer, señalan los panistas.
Manzanilla no se quedó callado, insistió en sus dichos y agregó que el intento por señalarlo como presunto autor de una campaña negra era solo por el nerviosismo de sus contrincantes, ya que dijo, se encuentra 20 puntos arriba de las preferencias en su distrito, donde disputa el espacio con Karina Romero y Roxana Luna.
Luego Biestro se sumó a estas campañas que se recordarán más por el rehilete del estiércol, que por las simples propuestas. Llamó Juanita a Martha Erika en alusión a que sólo se trata de una pieza colocada por el grupo morenovallista para mantener y retener el gobierno de Puebla.
Pero si usted creía que el pleito es entre los candidatos que buscan Casa Puebla déjeme desilusionarlo. La lucha por la alcaldía capitalina también comenzó.
Eduardo Rivera solicitó al TEPJF que se incluyan las fotografías de los aspirantes al Charlie Hall en las boletas electorales, en respuesta, su adversaria de Morena, Claudia Rivera, sostuvo que esta petición demuestra que sus contrincantes están temerosos. ¿Temerosos? Pues no veo al guapo ni a la guapa que —con su foto— marque la diferencia en las urnas.