Una patrulla de la Policía Municipal de San Martín Texmelucan en la madrugada y un grupo de personas, aparentemente en estado de ebriedad, la rodean. Hablan, discuten y ríen; los policías en el interior parecen recibir cervezas de quien ahora se sabe, era el director de Parquímetros, Giovanni Caraza y del director de Prensa, Antonio de la Vega y hay dos sujetos más. Son las 3:40 de la mañana del 2 de septiembre del 2017 y el video está en poder del columnista.
Hace ocho meses que esa evidencia descansa en la Secretaría General de Gobierno y de Rafael Núñez, el inoperante presidente municipal a quien la delincuencia se cansó de sembrarle cadáveres en la plaza pública hasta que el gobierno del estado le arrebató el control de la seguridad pública.
Una reunión efectuada en octubre del año pasado en Casa Aguayo, con el ex subsecretario de Gobernación Luis Arturo Cornejo; el presidente de la Comisión de Seguridad en el Congreso, Mario Rincón González y el propio presidente municipal terminó por pintar de cuerpo entero al personaje del que a una semana del manotazo del gobierno estatal, no ha sido capaz de explicar la existencia de un cuerpo policiaco fake en ese lugar.
“Quisiéramos preguntar en dónde está el San Martín de primer mundo que nos prometiste, como las inversiones que no han llegado”, encaró un empresario hotelero de la región a quien desde hace semanas le vienen cancelando camas de fin de semana.
De acuerdo con una entrevista que Núñez concedió a Edgar Ávila, reportero de la agencia EFE y de El Universal, “Octubre fue el mes que más puertas tocó el edil del Partido del Trabajo. En 60 oficios con más de 238 hojas, pidió apoyo a todas las instituciones gubernamentales ante el flagelo de la delincuencia que azotaba la región…”, se lee en un amplio texto publicado el 5 de mayo.
Se trataba en realidad de un ejercicio retórico para evadir una responsabilidad evidente, cuando ya le habían quitado la potestad de la seguridad para los texmeluquenses. En la reunión de ese mismo mes, al margen de la papelería que mostró al reportero Ávila, los audios de los que dispone el columnista no admiten dude.
“… La ciudadanía está molesta, hay opacidad en tu gobierno, no ha sido transparente como se nos prometió en un principio, los problemas siguen, estamos a un año de que finalices tu administración y pues yo creo que el panorama… ahorita estamos aquí porque se desbordó el tema de la inseguridad, el Centro Comunitario no funciona, no hay prevención al delito”, le dijeron a un presidente municipal particularmente mudo, aislado.
El hilo de tiempo de la reunión entre funcionarios estatales, el presidente municipal y el sector empresarial no coincide con la narrativa periodística del 5 de mayo en El Universal, en donde se expone que hubo misivas para el presidente Enrique Peña Nieto y el ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio.
De la incompatibilidad de ambas historias sólo se puede concluir que el problema de la inseguridad en Texmelucan llegó hasta el tiradero de cuerpos desmembrados por la indolencia gubernamental, la falta de control del presidente municipal… y probablemente por su colusión con “la maña” que asumió como suya la plaza de un municipio con una enorme pujanza comercial y económica.