Este año egresarán mil 200 ingenieros agrónomos de la Universidad Autónoma Chapingo, quienes se sumarán a los más de 35 mil que han egresado en los últimos 40 años para atender las necesidades del campo mexicano.
Aún recuerdo con gran claridad las respuestas predominantes, que pusimos en nuestras libretas, ante la pregunta que nos formuló el ingeniero Efraín Hernández Xolocotzi en 1976: ¿Para que vinieron a Chapingo?
La mayoría contestamos que veníamos para prepararnos y regresar a nuestras comunidades a ayudar a nuestras familias y a los campesinos de nuestro estado.
Lamentablemente, muy pocos tuvimos la posibilidad de hacerlo, porque las oportunidades laborables para las que fuimos formados, no estaban en los pueblos de donde somos originarios; además, no tuvimos la formación para verlas y crearlas porque, ni por equivocación, se hablaba de crear empresas o hacer agronegocios. Siempre se habló de ir a ayudar a los campesinos. Sólo eso.
La formación profesional que recibimos era y sigue siendo, una enseñanza informativa, desarticulada, poco formativa, altamente cargada de teoría y con reducida práctica que dificulta desarrollar la capacidad emprendedora de los egresados.
Nos han formado, al menos desde 1976, con la orientación de incorporarnos a laborar al Gobierno. Pero los gobiernos se han adelgazado significativamente en sus plantillas de personal y la asistencia técnica, donde podrían incorporarse los ingenieros agrónomos, ha interesado muy poco a los gobiernos que privilegian la entrega de apoyos económicos y materiales, sobre los apoyos intelectuales, indispensables para el desarrollo productivo.
Un factor no menos importante, es que las condiciones y apoyos asistenciales que Chapingo brinda para sus estudiantes son extraordinarias. Estudiantes de escasos recursos, encontramos allí un paraíso que nos resuelve alojamiento, alimentación, lavandería, zapatería como no lo hay en otras partes. Este afortunado apoyo nos resuelve la vida pero nos reduce la capacidad creativa y emprendedora, nos convierte en personas temerosas de la realidad al egresar y limita nuestra capacidad para tomar decisiones y buscar soluciones. Crea también una sensación de que lo merecemos todo, y que los maestros y trabajadores de la Universidad están a nuestro servicio.
Al egresar consideramos que nos hemos quemado las pestañas durante siete años y por ese gran esfuerzo que hicimos, por ese sacrificio, todo se nos dará sin esfuerzo. La realidad es muy distinta. Por ello he querido compartir, con los tres o cuatro recién egresados que posiblemente me lean, algunas reflexiones sobre el desempeño profesional que he tenido, esperando que de algo sirva a los que inician, si se lo proponen, una exitosa vida profesional.
A los que aún están estudiando y a los recién egresados, identifiquen los problemas que van a atender, elijan pocos. Hay tantas necesidades que luego no sabemos ni a cual atender y nos perdemos queriendo atender todos. En la formación profesional, privilegien la práctica porque solo se aprende lo que se hace. Si les es posible formen una empresa antes de egresar o lo más pronto ya egresados.
Inicien atendiendo los problemas de sus familias y de sus comunidades. Identifiquen a qué se dedica la gente, qué problemas y necesidades tiene y empiecen a resolver parte de esos problemas. No hay mejor forma de vincularse. Puede ser en una organización, un ejido, una empresa ya funcionando, o empezar a crearla.
Nadie enseña nada a nadie. Quítense la ilusión de que van a enseñar algo a los demás. Todo es un aprendizaje conjunto. Nosotros sabemos unas cosas y los productores saben otras, solo hay que sumarlas y juntos encontrar las soluciones.
Simplifiquen el lenguaje. Los términos usados en las aulas, no corresponden a los utilizados por la gente del campo. No pretendan apantallar con palabras rebuscadas. La comunicación debe ser muy simple. Contesten lo que les pregunten no quieran presumir que saben. No opinen si no les preguntan. Una opinión no pedida se abarata y pierde valor. Hagan sencillo lo que para los demás es difícil.
Siempre tengan propuestas y proyectos que solucionen los problemas. De preferencia que sean proyectos de acuerdo a reglas de operación de los programas de gobierno. Integren expedientes e ingresen a ventanillas sus proyectos. Si no es así, no pueden ser elegibles.
Cualquier cosa que quieran emprender inícienla con sus propios recursos. Empezar es más del 70 por ciento del éxito. Nadie apoya nada que no se pueda ver funcionando. Nadie adopta lo que no conoce. La mejor forma de capacitar y convencer es la demostración. Hagan equipo con quienes los complementan, si son amigos mejor, pero no es indispensable. Aprendan a escuchar, a observar y tomen lo mejor de los demás. Todos son buenos en algo.
Pónganse metas. Metas profesionales, productivas, personales y políticas. Pueden llegar a ser los próximos presidentes municipales, diputados, senadores, secretarios de agricultura de sus estados, gobernadores o grandes líderes, empresarios, investigadores, docentes. Si no les gusta la política solo asegúrense de estar allí donde se toman las decisiones. Imagínense como se verán en 5, 10 o 20 años.
¡Mucho éxito estimados egresados de la Universidad Autónoma Chapingo 2018!