Los dos punteros en la lucha por Casa Puebla, cada quien a su estilo, manejan sus estrategias para generar una percepción de victoria.

Por un lado, aparecen encuestas que le dan la ventaja a la candidata panista, Martha Erika Alonso y, por el otro, Luis Miguel Barbosa canta victoria.

Barbosa Huerta, a través de su cuenta de Twitter, destacó que los ataques correspondientes a la campaña negra, exclusivamente han catapultado su ventaja sobre sus rivales políticos. “Ya les ganamos. Ya les ganamos. Ya habrá tiempo para atender a los canallas”, puntualizó en un video de siete minutos.

En su etapa como senador, dijo, gestionó múltiples recursos para la ejecución de obras solicitadas por fuerzas políticas de todos los partidos, municipios, escuelas, padres de familia y autoridades municipales.

“Yo nunca he tenido ningún acuerdo ni con el gobierno del estado ni con los gobiernos municipales, sobre beneficios para mí con las obras, por los recursos gestionados. Ni nunca sugerí que las obras fueran llevadas a cabo por empresas específicas; que quede claro, hasta 2015 todas las obras que gestioné las ejecutó el gobierno de Rafael Moreno Valle”, aseguró.

Con esta postura, Barbosa busca generar una percepción de que va al frente en las encuestas.

Por su parte, el equipo panista difunde encuestas que le dan la delantera a Martha Erika Alonso. Aseguran que la candidata panista tiene una ventaja de 41 por ciento, seis puntos arriba de Luis Miguel Barbosa que tienen 35 por ciento de las preferencias electorales. De Enrique Doger mejor ni hablamos.

Está más que claro que esta guerra de estrategias sólo busca generar una percepción de triunfo y con ello, jalar agua para su molino.

Lo cierto es que tanto ansiedad, activismo y nerviosismo en los dos equipos refleja que no hay nada para nadie y que la moneda está en el aire.

Y que el triunfo se definirá en domingo primero de julio y todo depende de la movilización de la estructura que se tenga para sufragar. En la recta final de las campañas este será el tono de la contienda y muy poco cambiará la intención del voto.

Veremos y diremos el primero de julio.