‘Que en el mercado Morelos y su servidor tenemos a un policía secuestrado en el mercado (sic), cuando nosotros estamos acá (…) tratando de imputar algo que ni siquiera existe’, dijo El Grillo, el presunto autor de ejecuciones, levantones y líder del mercado del narcomenudeo prófugo de la justicia el pasado 14 de marzo.

El sábado 16, dos días después de haber retado a las puertas de la Fiscalía General del Estado a funcionarios del más alto nivel, despareció el policía estatal Luciano Reyes Juan y el sábado 30, el cuerpo del uniformado de 33 años fue localizado en un predio de Chachapa, junto a otros siete cuerpos. Morir le llevó dos días.

La narrativa del horror no termina ahí, porque la mañana de martes se supo del hallazgo de una fosa clandestina en las inmediaciones del mercado José María Morelos y Pavón, el coto de El Grillo, en donde se presume, fueron torturados y desmembrados los cuerpos de las víctimas de este sanguinario personaje.

En aquella ocasión, el ahora prófugo se plantó para anunciar denuncias contra los secretarios General de Gobierno, Seguridad y el Director de la Policía Estatal, dijo: ‘me quisieron imputar homicidios, extorsión, narcomenudeo, armas; de todo me quisieron poner’.

Lo dijo ante las cámaras y reporteros a las afueras de la Fiscalía General del Estado, cuando todo sugería que había comenzado el fin de la protección que se le dispensó desde el poder local por razones inentendibles. Es decir, lo tuvieron a tiro de piedra pero el aparato vetusto tardó en reaccionar, presumiblemente de manera premeditada.

Era la historia que se repetía una y otra vez, como quedó documentado en una entrega de la Parabólica el 14 de marzo y que pone de relieve la complicidad de que ha gozado este sujeto

José Cristian N., El Grillo había salido de la cloaca en donde pervive con un grupo de miembros de una banda delictiva que hace tiempo dejó de formar parte de la delincuencia común cuando había sido detenido manejando un automóvil deportivo sin placas de circulación.

Orgulloso, ebrio de poder y seguro de tener aún la protección, fue a negar a las puertas de la Fiscalía General lo que ahora sabemos, era verdad. Una fosa encontrada en territorio aún bajo su dominio había albergado los cuerpos de ocho personas que luego fueron exhumadas para ser arrojadas en Chachapa, el sábado 30 de marzo.

La última entrega de la columna narró la forma en la cual el sábado el peligroso sujeto se pudo evadir, cuando ya el operativo para su captura estaba dispuesto. La dilación de las intenciones del Ejército Mexicano y otras corporaciones se fue a la basura cuando vino la petición de aplazar el operativo hasta por una hora, cosa que, en efecto, sucedió.

Ha de pasar mucho tiempo para que El Grillo pague por la ola de crímenes que fueron cometidos no sólo para satisfacer deseos e intereses de este gánster, sino también para cumplir con la tarea encomendada en la elección concurrente del año pasado: sembrar el terror el primer domingo de julio.

Muchos de los funcionarios del ámbito de seguridad pública que deberían estar al tanto de lo ocurrido en la capital, estarán en la jornada observantes de lo que suceda el 2 de junio. ¿Se va a repetir la historia de polarización?