De niño no podía entender por qué habían corrido a Adán y Eva del paraíso sólo por comerse una méndiga manzana y para acabarla de amolar, a mí me hacían desayunar manzana, café con leche y pan. Así que le pedí a mi abuela que me aclarara esa incógnita.
—Bueno mijo, no los corrieron por comerse una manzana, sino que al comerla descubrieron que estaban desnudos y sintieron vergüenza.
—¿Y por qué? No había nadie en el lugar que los viera, y a poco no se habían dado cuenta que andaban encuerados, pensé. Cambié la conversación porque sentí que mi abue no quería hablar del asunto.
Por la noche, ya en mi camita, volvió a mi mente el asunto de la manzana. ¿Cómo no se iban a dar cuenta que estaban encuerados? Además, qué estaban haciendo ellos solitos en todo el planeta. Yo creo que les dieron ganas de jugar “al doctor” o al papá y la mamá, juegos usuales para mí, porque fui bastante precoz.
Bueno, y si no jugaban, ¿cómo iban a tener hijitos?, No, yo pienso que eso no fue así. Diosito no va a hacer todas las estrellas y los planetas nomás para dos…
Al día siguiente volví a la carga y le pregunté a mi abuela: ¿Qué tenía de malo la mentada manzana? Bueno, dicen que era del árbol del conocimiento y que de ése árbol no deberían comer sus frutos.
La cosa salió peor, porque me dije: Cómo va a querer Diosito que Adán y Eva no conozcan nada, que no descubran nada, mientras a mí me mandan a la escuela y me ponen como camote si saco malas calificaciones. A poco Diosito iba a querer hijos ignorantes y tarados.
Los años han pasado y ahora solo tengo una duda: ¿cómo saben que Adán y Eva se llamaban así, si no existía el registro civil ni el CURP?.. ´Ora que, lo de el “árbol del conocimiento” si está como pa pensarlo.