Desde el momento en que Luis Miguel Barbosa recibió su constancia de mayoría que lo acredita como gobernador electo, la baraja para confirmar al que será su primer equipo empezó a moverse bruscamente.

En esta columna hicimos pública la distribución de las 18 carteras que conformarán el gabinete estatal en cuestión de género, para darle una paridad de 9 a 9.

De entrada, el primer descarte vino con la figura de Alejandro Cañedo en Turismo, al conocerse que esta posición recaerá en manos de una mujer.

Otros descartados son los que aspiraban a ocupar la Secretaría de Seguridad toda vez que no será un poblano el titular; sólo se sabe que entre las cartas se encuentran un almirante y un general.

En gobernación fue ratificado Fernando Manzanilla, quien dejará la Secretaría General de Gobierno, para asumir la nueva Secretaría de Gobernación, en esta reestructuración ordenada por Barbosa.

A partir del día de la elección, mucho se rumoró sobre Manzanilla y que podría perder ese lugar de privilegio en el gabinete, sin embargo, el gobernador electo deja ver que tiene plena confianza en Fernando, aunque también es un hecho que los ajustes generados por el regreso a la figura de Secretaría de Gobernación le quitarán algunas de las facultades que convertían al titular de la SGG en un jefe de gabinete.

Hábilmente, Barbosa decidió confirmar a Manzanilla, toda vez que al anunciar a David Méndez como responsable de la recepción de la SGG podría generar un desgaste innecesario. Lo que también es evidente, es que David es un hombre muy fuerte y cercano, lo cual lo pone en una posible jefatura de la oficina del gobernador.

El nombramiento del doctor Guillermo Ruiz Argüelles representa la apuesta de Barbosa para contar con figuras de prestigio social. Las cartas profesionales del socio fundador de los Laboratorios Ruiz son intachables. Sólo habrá que ver cómo se adapta a los tiempos y las formas de la administración pública, que nada tienen que ver con la iniciativa privada.

Con el anuncio de Melitón Lozano a la SEP llegaron los primeros puestos más políticos que administrativos, ya que sí bien es cierto, el que será encargado de la educación estatal cuenta con estudios de postgrado y ha sido maestro, la realidad es que ha estado ajeno a los temas que enfrentará en la Secretaría de Educación Pública, que es un misterio tanto en lo político como en lo administrativo. Ser alcalde de Izúcar de Matamoros, nada tiene que ver con ese gigante que es la SEP.

Lo que sí hay que decir, es que Luis Miguel Barbosa demuestra con algunos de estos nombramientos que es fiel a sus amigos y que sabe premiar lealtades.

En Desarrollo Social viene otra posición más política que de méritos y aunque la diputada petista Liz Sánchez posee experiencia legislativa, no la tiene en el ámbito de la administración. Habrá que concederle el beneficio de la duda, porque las referencias que tengo de ella la colocan como una mujer trabajadora e inteligente. Veremos y diremos.

Respecto a Infraestructura, el nombramiento de Carlos Francisco Urbina, resultó una sorpresa, ya que es un nombre que no se había barajado, pero que cuenta —él sí— con experiencia suficiente en la administración pública lo cual respalda la decisión del gobernador de integrarlo a la cartera responsable de la obra pública.

Respecto al resto de los nombrados en el equipo de transición, hay que tener precaución porque no quiere decir que vayan a ser los titulares de las carteras que les fueron encargadas para su entrega recepción. Algunos podrían ser subsecretarios y otros terminar en una posición distinta.

Así las cosas, resulta interesante conocer el nuevo estilo de gobernar de Luis Miguel Barbosa, quien de manera inédita en la política poblana, nos dará de poco a poquito su gabinete.

Los que no deben dormir son todos los que suspiran por una posición en este nuevo gobierno, porque tal y como lo ha dicho el gobernador electo: “Estoy conformando mi gabinete con la tranquilidad de no deber ni tener compromiso con nadie”.

La baraja es suya, de nadie más.