Agua de Puebla podría tener los días contados para prestar el servicio en la capital y posteriormente le seguirían los demás municipios donde está empresa tiene el contrato de concesión.

En el corto plazo, comenzarán las acciones legales para revertir esta gran caja registradora morenovallista y cuyo beneficiario —en “agradecimiento”— nos dejó esta negra herencia.

Hay que recordar que en los próximos días será el Cabildo de la capital el que tome una decisión para la municipalización del servicio apelando a los términos constitucionales. El asunto podría ser el inicio de todo un proceso que respaldará de manera plena y abierta el nuevo gobierno.

Hay que decir que uno de los servicios más cuestionados por su mala calidad y por el desproporcionado encarecimiento de sus tarifas es el de Agua de Puebla.

Nosotros hemos sido testigos de cómo al libre albedrio del personal se van por la imagen de una vivienda y por sus calzones, dispararon tarifas de 400 pesos a 15 mil, de un mes a otro.

Pero hay algo más que estudian ya en el cabildo y en el Congreso, y fue el incumplimiento de la empresa y falta de transparencia en el contrato que sigue oculto, desconociendo hasta ahora lo que les entregó Moreno Valle.

Desde un inicio se documentó que Concesiones Integrales (Agua de Puebla) incumplió con la inversión de mil 500 millones de pesos a la que se comprometió con la firma del contrato para el primer año y que las inversiones fueron nulas.

Fuentes al interior del nuevo gobierno me aseguran que habrá una revisión a fondo, pues si se comprueban las irregularidades, se procederá a la rescisión del contrato.

Es del dominio público el incumplimiento constante por parte de la empresa además de que la adjudicación se dio de manera turbia como lo han señalado y documentado medios de comunicación locales y a nivel nacional.

Así las cosas, en breve podríamos ser testigos de la caída de una de las peores herencias que Moreno Valle legó a los poblanos.

Veremos y diremos.

Al diputado Héctor Alonso no le ha quedado claro que es un empleado más dentro del Congreso del estado. Aunque prácticamente todos los medios de comunicación dimos cuenta de la determinación del pleno para destituirlo de la presidencia de la Comisión de Seguridad, el camaleónico legislador, dijo que no fue notificado y con ese endeble y ridículo pretexto, evitó cumplir con la entrega-recepción, la cual debió ocurrir a más tardar en el último minuto de este 18 de junio.

Este martes venció el plazo para que oficialmente se realizara el trámite por lo que el Órgano Interno de Control del Congreso tendrá que levantar un acta sobre el desacato de Héctor Alonso y de paso iniciar un expediente que deberá incluir una sanción, mínimo una amonestación pública por incumplir con un ordenamiento.

Y todo porque el diputado está emberrinchado y no para su mimiquis.