Muy pronto, una vez ganada la elección del 2 de junio de 2019, el gobernador electo Luis Miguel Barbosa anunció que Fernando Manzanilla Prieto formaría parte de su gabinete y más tarde aclaró que sería Secretario de Gobernación. Pero más pronto, la relación entre ambos se enfrió, se perdió la confianza y la luna de miel terminó.
Vinieron meses de guerra fría, el desmantelamiento de la estructura de Manzanilla en Gobernación, los ataques cotidianos en medios de comunicación a través de algunos analistas serios y otras plumas a modo.
Desde mediados de octubre del pasado año era un secreto a voces que Fernando Manzanilla tenía sus días contados en el gabinete barbosista. Nunca fue parte de la burbuja cercana al gobernador, pocas semanas después del arranque de la administración ya no le encargaban temas relevantes y ya casi no aparecía públicamente junto al gobernador.
Sin embargo, se mantuvo durante cinco meses y medio en el cargo. Difícilmente sabremos qué sucedió entre el gobernador Barbosa y Fernando Manzanilla. Lo que es un hecho es que de ambos lados estiraron la liga lo más que se pudo.
¿Por qué aguantó tanto tiempo el gobernador en un puesto tan importante a un personaje en el que ya no confiaba? Un personaje muy atacado si no por órdenes del propio gobernador, si con su anuencia o por lo menos con su atención puesta en otro lado.
¿Por qué aguantó tanto tiempo la humillación un político experimentado, con vastas conexiones, con una curul federal que lo esperaba y con la clara meta de ser presidente municipal de Puebla?
Yo no lo entiendo si no es precisamente en el contexto de la elección intermedia de 2021.
Fernando Manzanilla les hacía ruido a muchos personajes del círculo cercano al gobernador, ellos fueron los iniciadores del fuego amigo. Era visto como un enemigo a vencer en la carrera por la candidatura a la presidencia municipal.
Por su parte, Manzanilla necesitaba tiempo para poder poner los cimientos de su aspiración, hacer amarres y compromisos lo cual es mucho más fácil desde una Secretaría de Gobernación en el estado que desde una curul federal. Decidió los tiempos, presentó su renuncia y se fue a construir su posible candidatura ahora desde el ámbito federal.
Ya lo dejó muy claro, quiere ser presidente municipal y gobernador.
El camino no es nada fácil y va a contracorriente. Pero en política todo puede pasar y si algo le sobra a Manzanilla es colmillo.
No olvidemos que en la próxima elección entran en juego los nuevos partidos.
Por lo pronto, el gobernador tiene guardadas sus barajas, también es un jugador experimentado y seguramente ya tiene su plan.
El 2021 ya inició
1.- Otra muestra del inició del 2021 es el pleito en Acción Nacional por la coordinación de su fracción parlamentaria en el Congreso local. Veremos muchos pleitos de este tipo en los próximos meses.
2.- La discusión sobre el tema de los bolardos ha dejado atrás su esencia. Ya no se habla de los peatones, a quienes debe servir, sino de intereses particulares, comerciales o políticos.
3.- Cuesta trabajo entender la permanencia de Rene Sánchez Galindo en Gobernación municipal. Puede ser muy bien intencionado, pero las ha perdido todas.