De vez en cuando la vida, diría el maestro Serrat, te da la oportunidad de conocer a seres humanos extraordinarios, tocados por una luz especial que los lleva a hacer de su vida y de su obra algo excepcional. Uno de esos seres fue sin duda Amy Camacho Wardle.
Quienes vivimos en Puebla hemos sido testigos, de primera mano, de la importancia de la obra que implica Africam Safari. Más allá de un zoológico especial, Africam ha sido duran- te muchos años la principal atracción turística de nuestro estado y atrae año con año a miles de visitantes a Puebla. Además, lo que vemos los visitantes es sólo la parte superficial de un proyecto de conservación y amor por la naturaleza con una importante incidencia a nivel local, nacional e internacional.
Un sueño, en su momento muy loco, que inició su padre, el capitán Carlos Camacho Espíritu. Muy joven, siendo casi una niña, Amy queda huérfana de padre y madre, siendo la mayor de 8 hermanos y quedando a la cabeza de un gigantesco proyecto que apenas iniciaba.
Amy pudo con todo. Logró sacar adelante una familia amorosa, unida y brillante sin dejar de hacer crecer a niveles muy altos a Africam Safari. Esto, a pesar de los buitres que se acercaban a ella dizque para ayudar, pero con la escondida intención de hacerse del parque.
Fue una amante apasionada de la naturaleza, comprometida con la ecología, el turismo y, en general, con las causas que generaban bien común.
Una mujer firme, decidida, prepara- da y con una visión muy clara de hacia dónde iba y de lo que quería.
En algún momento de la vida nuestros caminos profesionales coincidieron y tuve la oportunidad de tener lar- gas charlas con ella donde me compartió mucho de su visión, historias personales y compartimos su buen humor y su pasión por los proyectos que la enamoraban.
No tengo la autoridad ni la capacidad para hacer en este texto un recuen- to detallado de su vida y de su obra. Seguramente, en los próximos días leeremos muchos textos que nos contarán las diversas facetas de Amy.
Yo solo quiero agradecerle su presencia en este mundo, su compromiso con él, su generosidad con todos noso- tros y su pasión por la vida en todas sus manifestaciones.
Nos toca hacer nuestros esos compromisos y pelearlos desde nuestra propia trinchera.
El mejor homenaje para ella es luchar por un mundo mejor, en armonía con nuestro entorno, cuidando a nues- tra madre naturaleza y siendo solidarios. Así lo soñó y así lo vivió siempre Amy Camacho Wardle.
Gracias Amy, muchas gracias. Mucha Luz para ti.
A sus hijos Melanie, José Adrián, Triana, a sus hermanos y a toda la tribu Africam Safari, un abrazo grande.