Quiubo, banda intolerante. Una semana más en las que este héroe de barrio les trae la información más certera del pancracio político de Puebla.

Así que agárrense porque me les vengo.

El PRI busca respirador

Este miércoles decidí echarme una caminadita por la Diagonal Defensores. Eso sí: con cubrebocas por aquello de las pinches dudas que causa el Covidio-19.

Dice la leyenda que por ahí están las oficinas del extinto partidazo llamado PRI, las cuales ahora sí no tienen actividad justificada por eso de la pandemia.

A los oídos de su héroe de barrio llegaron los rumores de que se instalará una ventanilla de atención al público para recibir la documentación de aquellos valientes que quieran tomar las riendas de lo poquito que quedó del partido después de las elecciones del 2018.

Hay quienes todavía están convencidos de las mieles que representa presidir al PRI en Puebla. Aunque los tiempos de controlar al estado quedaron muy en el pasado, todavía quedan algunas bases que le permite al tricolor despachar desde los ayuntamientos de 85 municipios. Chiquitos (como su dirigente) pero al fin y al cabo municipios.

Cada cabeza es mundo diría mi jefecita.

Lleve su PRI, llévelo, llévelo

Mi chismoso del barrio priísta, al que le decimos Aquiles Pico desde que era chiquito, me dice que hay una cuarteta de candidatos que podría hacer un papel digno: Lorenzo Rivera Sosa, Xitlalic Ceja, Néstor Camarillo y Alberto Jiménez Merino.

Pero también hay quienes quieren meter en la pelea a Juan Manuel Vega Rayet, Lucero Saldaña, Sandra Montalvo, e incluso a la regidora en la capital, Silvia Tanús.

Me cae que el PRI tiene pacto con el diablo porque, aunque antes de cada elección dicen que ahora sí ya le llegó el momento de desaparecer, termina con más votos que los que supuestamente pintaban para armarla chingona. ¿A alguien le sonó el PRD?

Si el Covidio-19 ya le baja de yemas a sus huevos, en exactamente un mes habrá un nuevo líder priísta en Puebla. Y claro, no faltarán los arrepentidos que quieran volver a las filas tricolores como Leobardo Soto, a quien tanto a él como a su hijo ya les andan cantando las golondrinas en los planes morenistas para el 2021.

Por cierto. Si llegan a escuchar que Erik Salgado Trujillo ya está amarrado para la dirigencia, sean banda y díganle a su gente que, si bien le va, cuente con unas candidaturas a regidores para sus cuates.

Ahora sí, mis intolerantes, ahí se las dejo por hoy. Y atentos y bien portados, que este héroe de barrio los vigila.