El proceso electoral federal comenzará en septiembre próximo, pero la clase política dio formal banderazo con la filtración de los videos en los que un par de mensajeros de dos panistas de alto rango reciben maletas de dinero en el Senado de la República.

La mediatización siguió el manual de los expertos: el morbo en el círculo rojo a través de una de las columnas políticas más leídas como la del periodista Salvador García Soto en El Universal; la colocación del video en YouTube detrás de un anónimo y, el posterior aviso a un equipo editorial, cuyo presidente de administración acompañó a Andrés Manuel López Obrador a Estados Unidos, en su visita a Donald Trump en la primera semana de julio pasado.

La viralización de ese material de un poco más de cuatro minutos de duración encendió las redes y escaló hasta las redacciones de los mass media en un contexto particular: la visita de Andrés Manuel López Obrador a San Luis Potosí este miércoles para reunirse con los mandatarios de Acción Nacional.

La mención de Miguel Barbosa en la trama de la entrega de dinero a cambio de facilitar el paso para la Reforma Energética en 2013, durante la gestión del priista Enrique Peña Nieto parece no sostenerse.

Una búsqueda tenaz entre los documentos del Senado de la República cuando el gobernador de Puebla fue coordinador de la bancada perredista y luego presidente de la Mesa Directiva dibuja como ahora, un férreo opositor al cambio de régimen de la industria petrolera y eléctrica en el país.

Un material en YouTube ofrece una pieza oratoria del poblano que permite ver una línea de congruencia en la que Barbosa Huerta acompaña al santón de la izquierda Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, a doña Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo. No admite duda ni réplica.

 

 


En una estrategia de gran calado como la que se puede observar, el mandatario poblano parece formar parte del “daño colateral” razonablemente manejable en un contexto nacional, que no deberá ir más allá del alimento carroñero del que se nutren las cuentas de redes sociales alimentadas por el llamado Bloque Opositor Amplio (BOA) a la poblana.

 

 

 

Importa en cambio la carambola de tres bandas conseguida por quienes hayan ideado la jugada: debilita a los partidos que más relevancia opositora habían cobrado aún en medio de la pandemia.

Existe un silencio sepulcral en las oficinas de Alejandro Moreno, del PRI y de Marko Cortés, en el PAN tras la revelación de una componenda mafiosa que da carta de naturalización al concepto acuñado desde la Cuarta Transformación: el PRIAN existe.

Nada más chocante frente a la sociedad en general ante la evidencia de maletas de dinero entregada a personeros de los multicitados panistas, uno de los cuales, aspiró a ser dirigente nacional de ese partido como el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez.

Nada tan insultante como un priista señalado por otro priista de haber ordenado pago de favores legislativos a cambio de las llamadas reformas estructurales de Enrique Peña Nieto, a quien cada vez se le acerca más el calor de la llamarada, al igual que a Felipe Caderón.

El proceso electoral ya comenzó.