Finalmente las corruptelas de Fernando David Letipichia Castro lo obligaron a dejar su cargo como director de Desarrollo Urbano y Sustentabilidad en el municipio de Puebla.
El anuncio, más bien la oficialización de la información que Intolerancia Diario le adelantó, refleja que los gobiernos de la 4T aún están muy lejos de desterrar la corrupción de sus entrañas.
Sería injusto culpar a la presidenta municipal de los cobros, presiones, moches, dadivas y demás beneficios que obtuvo Letipichia Castro a cambio de firmar los permisos necesarios para la operatividad de los negocios en Puebla capital.
Sin embargo, las acusaciones en contra del ex funcionario sí reflejan la falta de controles más fuertes para evitar que elementos como Fernando David Letipichia lleguen a las secretarias o dependencias oficiales.
En ese sentido, el exhorto que realizaron los diputados a la Auditoría Superior del Estado (ASE) para que se revise con lupa el manejo de los recursos destinados para atender la emergencia sanitaria y alimentaria por la pandemia del coronavirus, en los 217 ayuntamientos del estado pareciera una buena medida.
Sin embargo, no deja de parecer una voz para justificar nuevas auditorías al gobierno de Claudia Rivera y en una de esas, hasta a la administración de Miguel Barbosa.
Es verdad que la emergencia sanitaria obligó a varios gobiernos municipales y estatales a adquirir productos de protección y sanitización a precios más elevados que en circunstancias normales. También es una realidad que las licitaciones resultaban mucho más lentas que las invitaciones directas y que en casos como la compra y distribución de paquetes alimentarios, el tiempo apremiaba, pero estas circunstancias no justifican la opacidad en ningún gobierno y menos claro, el mal uso de los recursos.
De ahí que el exhorto de la diputada Olga Lucía Romero y del legislador José Miguel Trujillo de Ita, para asegurar que el gasto público se apegue a las disposiciones legales, resulte más que pertinente.
Ahora el balón está en la cancha de la Auditoría Superior del Estado y deseamos que este reto, de auditar casi casi en tiempo real, sea cumplido y que en los casos donde se detecten irregularidades, se subsanen o se sancione a los responsables porque si en condiciones normales es injustificable que se abuse del erario, en casos de emergencia es imperdonable.
Los retos del general
Ayer se informó que Rodrigo Herrera Huízar será el nuevo comandante de la 25a Zona Militar que se ubica en Puebla.
El combate al huachicol, dijo en su primera entrevista, será una de las prioridades de su trabajo.
Y sí, desarticular a las bandas que roban gas, gasolina y huachicol desde los ductos de Pemex, con todo y el riego que esto conlleva, debe ser una de las tareas de los militares en nuestro estado.
No se trata de un objetivo menor, desde el morenovallismo y bajo la protección de Facundo Rosas, las bandas dedicadas al hurto del huachicol se robustecieron al grado de convertir a zonas como el Triángulo Rojo en verdaderos sitios de riesgo.
Pero no será la única encomienda. Amén de los trabajos de apoyo del Plan DN III en zonas afectadas por las lluvias o los trabajos de prevención por el Popocatépetl, los militares en Puebla también tendrán que combatir a las bandas de narcomenudeo y de secuestradores que tanto laceran a la sociedad poblana.
La tarea no es fácil pero por el bien de nuestro estado, le deseamos el mayor de los éxitos en esta nueva encomienda al general Rodrigo Herrera Huízar. En la medida que su trabajo sea fructífero, nuestra sociedad gozará de mayor seguridad.