¿De qué tamaño es México? Eso depende de quien ofrezca los datos. Si le preguntamos a los millones de mexicanos que ayudan en cada desastre natural, sabremos que somos muchos más que los 138 que reportaba el INEGI en su última medición; pero si la misma pregunta se la realizaran a López Obrador, seguramente habría “otros datos”.
El número importa porque en el último arrebato, al presidente se le ocurrió alentar a los mexicanos para salir a las calles y pedir su destitución: "En mi caso, a la primera manifestación de 100 mil personas y que yo vea que en las encuestas ya no tengo apoyo, a Palenque, Chiapas… ni siquiera espero la revocación de mandato. Ahí nos vemos porque tengo principios e ideales", dijo.
La oferta, hay que reconocerlo, es muy tentadora. Sumar 100 mil mexicanos que no estén de acuerdo con el particular estilo de gobernar de AMLO y que acepten marchar sobre la avenida Reforma, en la Ciudad de México, para exigirle que deje el Palacio Nacional, no será difícil.
Lo imposible será que cumpla su palabra, porque aun cuando la manifestación logre aglutinar a medio millón de mexicanos, Andrés Manuel siempre encontrará un nuevo pretexto para no cumplir con su palabra y mantenerse en el poder.
En la distorsión de la realidad, nuestro caudillo olvida que es el titular del Ejecutivo, que el abandono de sus obligaciones traería a México una mayor desestabilidad que la que ya generó.
Pero para bien –o para mal- las palabras de AMLO serán sólo eso, sonidos en el aire, porque aunque existe evidencia grabada de sus dichos, lo cierto es que nuestro tlatoani no soltará la silla presidencial y eso, su deseo por perpetuarse en el poder, puede ser lo más peligroso en las próximas elecciones.
Retrasos mortales
La temporada de frío comenzó y desde anoche comenzamos a sentir sus efectos. A diferencia de otros años, en este 2020 el clima jugará un papel preponderante en la lucha contra el coronavirus pues ya se advirtió que el virus también puede mezclarse con el causante de la influenza generando un daño mayor a los pacientes.
De ahí que las vacunas contra la influenza son mucho más apremiantes este año que cualquier otro y que los posibles retrasos en la adquisición, distribución e inmunización de la población, serán catastróficos.
El reto será mayúsculo. No sólo para hacer llegar las dosis necesarias a las clínicas, hospitales y centros de salud, sino también para convencer a los mexicanos que es necesario trasladarse a las instituciones médicas y vacunarse para reducir al máximo la posibilidad de atraer el virus que tiene una tasa de mortalidad cinco veces mayor a la que actualmente presenta la Covid.
De acuerdo con los registros de años anteriores, las dosis deberán estar listas para aplicarse a la población vulnerable desde la próxima semana –a inicios de octubre-. Crucemos los dedos para que así sea, porque literalmente, de ello dependen muchas vidas.