Se llama Martín Juárez, es el líder de la agrupación de ambulantes 11 de marzo, pero a partir del lunes 26 de octubre, se autoproclama como líder de todos los vendedores ambulantes ubicados en el centro histórico de la ciudad de Puebla.

Martín, es padre de Alberto J, (a), El Caníbal, detenido el pasado 23 de julio por la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSP), por delitos de narcomenudeo, además de ser líder del grupo delictivo que se ocultaba en la casona de la 3 Norte y la 8 poniente conocida como La Maldita Vecindad.

Este personaje, coludido con los hijos de un sujeto conocido como El Margaro, líder de La Maldita Vecindad Dos de la a 16 Poniente y la 11 Norte, detenido también por personal de la SSP, en posesión de dosis de drogas, además de que el inmueble también fue asegurado, tomaron por asalto las calles cercanas al mercado Cinco de Mayo, conocido también como la Merced, apoyados además por hombres armados, que presuntamente pertenecen al grupo de Protección a Funcionarios, de la Policía del Estado.

Martín, además de uno de estos policías vestidos de civil, efectuaron detonaciones de arma de fuego, qué atemorizaron e indignaron a comerciantes ambulantes, además dueños y empleados de negocios establecidos, quiénes se reunieron para exigirles que se retiraran, por qué en la zona donde realizaban sus desmanes había niños.

Martín y los hijos de Margaro, apoyados también por pandilleros de la 22 Poniente, azuzaron a los comerciantes, advirtiéndoles que a partir de ese momento iban a tener que pagar piso, para no ser molestados por ellos, además de que les exigieron que dijera dónde estaba su líder, porque lo iban a detener, acusándolo de delitos que no había cometido.

Luego de efectuar los disparos y de darse cuenta que la gente se había enardecido, el grupo de pandilleros, los policías encubiertos, además de los que encabezaron la agresión, Martín y los hijos de Margaro, decidieron retirarse.

Trascendió que este día volvería a ocurrir otro asalto más a las calles del Centro Histórico, para seguir obligando a los comerciantes ambulantes a que paguen piso, en caso contrario el acoso y las amenazas van a continuar.

La violencia en el centro de la ciudad de Puebla parece no terminar y a nadie le importa lo que pueda ocurrir.

Nos vemos cuando nos veamos.