No tarda en estallar un conflicto en las entrañas de la Fiscalía de Investigación de Secuestros y Delitos de Alto Impacto (FISDAI) de la Fiscalía General del Estado (FGE). El conflicto en cuestión tiene que ver con el robo millonario de joyas, dinero, además de otros valores, incluyendo vehículos y propiedades que fueron asegurados a sospechosos de delitos de alto impacto.
No tarda en salir a relucir el nombre de Sofía Gabriela García Flores, encargada del área de aseguramiento de indicios, quien al parecer ya se peló antes de que el escándalo salga a la luz pública.
Al cierre del 2020 surgió la noticia de que García Flores decidió poner tierra de por medio, antes de poder justificar la pérdida de valiosos objetos asegurados al crimen organizado, pensando que nadie se daría cuenta.
Un escándalo como estos habría ocurrido en las épocas morenovallistas cuando el titular de la FGE, era Víctor Antonio Carrancá Bourget, pero fue apagado con la detención del presunto responsable, quien aun estaba reuniendo pruebas, desde el Cereso de San Miguel, para demostrar que no sólo él metió manos en lo asegurado entonces por el órgano público autónomo, dotado de personalidad jurídica y de patrimonio propio.
El caso de la FISDAI es lo mismo. Al cierre de año trascendió que hacen falta muchos y cuantiosos indicios de aseguramiento al crimen organizado, de los que se desconoce su paradero y resulta que era Sofía Gabriela García Flores quien estaba al cargo de estos.
Y nuestra personaje principal en esta historia es la esposa de un agente de la misma área de investigación especializada, que no ha dejado de presentarse a su trabajo, como si nada hubiera pasado o como para estarle avisando a su mujer cuando vayan por ella.
Nos vemos cuando nos veamos
Pero el año que entra.