El juego real de Alejandro Armenta cumplió su cometido. Ayer se venció el plazo y el senador reconoció que no se inscribiría en el proceso de Morena para seleccionar a la o al candidato para la presidencia municipal de Puebla.

En este espacio, desde el pasado 13 de enero, expuse que las declaraciones de Armenta para buscar la alcaldía capitalina eran sólo una estrategia, principalmente porque desde el Senado goza de una posición de privilegio que le permite fortalecer su proyecto político rumbo al 2024.

Además de las amistades y lealtades que Armenta Mier genera desde la Cámara Alta, el senador es presidente de la Comisión de Hacienda. Sí, esa donde se definen los pesos y centavos. Una posición importantísima para el cabildeo y para tener acuerdos constantes con el Presidente.

Desde el Senado, puede visitar con absoluta libertad todos los rincones de Puebla, para hacer campaña de tierra sin el desgaste natural que acarrearía gobernar desde Palacio Municipal.

Otra ventaja de seguir en la Ciudad de México, es que cuenta naturalmente con un escaparate mayor. Las entrevistas, ruedas de prensa y hasta los posicionamientos que emita son atendidos principalmente por medios nacionales.

Por estas y otras ventajas, resultaba increíble creer que simplemente un día se levantó y decidió dejarlas para venir a pelear una batalla, que de entrada no te da garantías absolutas de triunfo.

Asimismo, comenté una semana después, que la buena relación de Alejandro Armenta con el líder nacional de Morena Mario Delgado, le permitiría colocar a varios de los suyos o departir candidaturas.

Hasta ahora, el Comité Ejecutivo Nacional de Morena tiene el compromiso de mantener un equilibrio en Puebla, por lo que, además de consentir que Miguel Barbosa coloque a sus incondicionales, dará espacios para que el senador también pueda incidir en la toma de decisiones.

De esta manera, considera el CEN, se garantizaría que ambos liderazgos organicen sus ejércitos para la batalla electoral del seis de junio, al tiempo que evitarían autodestruirse, en un partido que ha dado visos de ser un barril de pólvora con la mecha encendida”, escribí en la entrega del pasado 21 de enero.

Las alianzas fracturadas

Al final, tanto Morena como la oposición lograron formalizar las alianzas Juntos Haremos Historia en Puebla y Va por Puebla, sin embargo, ninguna de las dos logró cimentar la fuerza que se esperaba.

A mi juicio la coalición de Morena con el PT es la que más perdió, pues al dejar escapar a Nueva Alianza, una parte importante del magisterio y del ejército electoral que este gremio representa, simplemente jugará en su contra.

Y no son pocos las y los maestros que están más que desencantados con las ideotas de Ya Saben Quien.

Adicionalmente Morena también perdió el impulso del Verde Ecologista que si bien no representa la fuerza de otros partidos, si puede generar la pulverización del voto o simplemente sumarle votos a otra alianza en caso de que al final sus candidatos decidan declinar a favor de Va por Puebla.

Estos errores demuestran dos cosas, la primera que para el CEN de Morena no es prioritario ganar las elecciones en Puebla y dos, que son pésimos negociantes.

Las próximas elecciones serán reñidas, principalmente en la alcaldía capitalina y estos fallos, además de otros, podrían hacerlos perder la Angelópolis.