No se moleste el lector si ve a la salida del C-5, a un vendedor ambulante que no es molestado por ninguna autoridad municipal ni estatal, al vender lonches de 15 pesos que tienen como contenido una botella con agua, un jugo y una barra de fruta.
Es nada menos que el oficial de la Policía Estatal, Daniel Reyes, quien ha perdido por completo el respeto de sus compañeros y subordinados al tranzarse hasta la comida de los elementos, la que se dedica a vender muy alegremente.
Este oficial tiene un hermano que se encarga de estos lonches y quien se los entrega para que los ofrezca en 15 pesos, sin ninguna vergüenza de que le digan que hasta la comida se roba.
Y que no se le vaya a ocurrir a algún elemento decir algo porque los mandan castigados a la base más lejana, sobre todo a quienes forman parte de los grupos de inteligencia y del grupo táctico.
Por cierto, todo lo que los policías aseguran en allanamientos de domicilios no legales, de los que se conocen como “cantonazos”, se lo deben de pasar a la patrulla 1082, que está a cargo de este mismo oficial, quien lo reparte con Javier Ibáñez Cesar.
Nada más para que se entere quién es este amiguito, el pasado 19 de marzo, en el Soriana de la 14 Oriente y Vicente Suárez, le dieron un levantón a un carnicero del mercado Morelos, que se llama Alan “N”.
Al comerciante lo interrogaron sobre las actividades de uno que otro malandro de la zona del Morelos y como les dijo que él no sabía nada de eso y sólo se dedicaba a su negocio, le quitaron 150 mil pesos que llevaba para la inversión de su carne y para que no dijera nada lo pusieron a disposición del Ministerio Público, con sus bolsitas de droga que llevaban de repuesto en uno de sus Jettas.
Todo un personaje digno de un cuento de humor negro, donde se retrata todo lo negativo de un representante de la ley, que ni a sus compañeros o subordinados respeta.
Si lo ve vendiendo lonches no se le ocurra comprarle uno, para que el negocito se le caiga y siga dejando sin desayunar o comer al personal policiaco porque luego salen con la panza de farol no a buscar a quien se las hizo, sino con quien cobrársela. ¡Aguas!
Nos vemos cuando nos veamos