Por increíble que parezca, en la última semana de campaña, los tribunales y organismos electorales continúan subiendo, bajando y cuestionando la selección de candidatos.

El pasado fin de semana se aprobó el retiro de la candidatura del actual alcalde de Francisco Z. Mena luego que el representante de Morena, Pascual Morales Martínez, cometió reiteradamente violencia política de género contra una regidora.

Hasta ahí todo bien, lo que no podemos entender es que en este intento por erradicar la violencia contra ellas, Morena se burle de la ley y haya decidido que la candidata sea precisamente la esposa de Pascual Morales. 

También en Atlixco, donde el cuestionado alcalde Guillermo Velázquez busca su reelección, Ariadna Ayala acaba de retomar sus actividades luego que el TEPJF le puso un freno a su campaña.

Ayer, magistrados federales ordenaron a Morena que explique cuáles fueron los criterios para seleccionar a sus candidatos a diputados locales, situación que aunque podría no remover a ninguno de los actuales contendientes, sí mancha el proceso.

Estas son sólo unas muestras del desorden que, a unos días de la elección, existe.

¿Notó usted que la mayoría de los movimientos se deben a impugnaciones o “ajustes” por parte de Morena y sus candidatos?

Así es, los cuestionables, opacos y absurdos métodos para seleccionar a sus abanderadas y abanderados ocasionaron que a días de las votaciones los ciudadanos no tengamos la certeza de quiénes son los candidatos.

Una cosa más que le debemos a los inexpertos y abusivos representantes de la 4T.

La refinería de AMLO

El anuncio de ayer de López Obrador sobre la adquisición de la refinería Deer Park de Houston, Texas, propiedad de Shell, sería razón suficiente para tomar nuevamente las calles de Reforma.

Empecemos por los números. AMLO presumió que se pagaron 600 millones de dólares por 50% de la empresa, lo que da un valía de mil 200 millones de dólares por una planta que tendrá la misma capacidad que Dos Bocas, la cual nos costará 8 mil 900 millones de dólares, es decir, que con lo que cuesta la refinería de Tabasco se podrían comprar siete más.

Además, un reporte de El Financiero revela que la planta que se compró al gigante Shell perdió durante 2019 y 2020 montos que fácilmente rebasan lo que se pagó por ella.

En conclusión, un pésimo negocio.

Entre las muchas preguntas que surgen con este anuncio destaco tres: ¿Qué tan nacionalista es tener una refinería en Estados Unidos? ¿Es ambientalista comprar una industria así? y la tercera, si Pemex había operado con tantas pérdidas en los últimos meses, ¿de dónde sacó 600 millones de dólares para hacer la compra a Shell?

Y para que ustedes no extrañen las mentiras de AMLO, aquí dejo una que el Tlatoani colocó en sus redes sociales: “Lo más importante es que en 2023 seremos autosuficientes en gasolinas y diésel; no habrá aumentos en los precios de los combustibles”.

 

 

 

 

¿En serio?, ¿Otra vez nos va a prometer que la gasolina, el diésel y el gas LP no aumentarán en dos años más?, ¿Acaso cree que somos tan idiotas?

Y el 6 de junio la respuesta podría darle la razón.

Ni más, ni menos.