Si bien hoy vive en Palacio Nacional, Andrés Manuel terminará su mandato para irse a Chiapas, ahí se encuentra la célebre La Chingada de los López Obrador. El rancho se encuentra en pleno Palenque y favorecido por las bondades del Usumacinta es un vergel. Cedros y ceibas sembrados por la progenitora de AMLO, así como framboyanes, guayacanes y tabasqueños guapaques plantados por la actual pareja presidencial.
Y aunque ya haya árboles centenarios estos nunca habían visto las carmesíes guacamayas en sus copas, hasta apenas ocho años. Fue entonces cuando el Ecoparque Los Aluxes, a cinco kilómetros del rancho, concretó la reintroducción del ave en el ecosistema local. La felicidad del presidente por esto, plasmado en sus soliloquios lacandones como una de las experiencias más sublimes de mi existencia, viene conducido por los recuerdos de su señora madre y su maestro Carlos Pellicer.
La presidenta del Ecoparque Los Aluxes, la señora Josefa González-Blanco Ortiz-Mena, fue designada por López Obrador a la titularidad de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) en el gabinete inicial de la 4T, allá en 2018. Pensar en favoritismos sería incorrecto, pues el presidente habrá tragado ideales para nombrarla.
Josefa González-Blanco Ortiz-Mena tiene por padre al exsecretario de Gobernación federal, Patrocinio González-Blanco, defenestrado durante el conflicto del EZLN, y por madre a la señora Patricia Ortiz-Mena Salinas de Gortari, prima hermana del pelón que está pensando; mientras que profesionalmente como abogada se ha desempeñado cuidando lo que era el zoológico privado de su abuelo. Tengan para que aprendan.
Si a usted no le suena Josefa González-Blanco Ortiz-Mena como parte del gabinete tampoco debe extrañarle, ya que renunció a menos de medio año en el puesto al detener por orden presidencial un vuelo de Aeroméxico al que iba retrasada rumbo Mexicali.
Lo que sí podría sonarle es la noticia reciente que la embajadora de México ante el Reino Unido, puesto al que fue encargada Josefa, hizo un cómico e inocuo ridículo en un video mensaje; la embajadora extraordinaria y plenipotenciaria exageró ampliamente el acento británico del idioma inglés.
Lamentablemente, entre la crítica bizantina y las risas a la jocosa exageración de la pronunciación, se perdió el contenido del breve mensaje de menos de dos minutos: el acuerdo de entendimiento México-Reino Unido para la protección de bebidas espirituosas.
Por parte de las Islas se busca proteger el whiskey y el whisky en sus modalidades tradicionales escocesas e irlandesas, mientras que México va con tequila, mezcal, bacanora, raicilla, sotol y charanda.
La protección hace sentido acá, usted podrá haber visto destilados de dudosas calidades anunciados en tiendas de conveniencia como güisquis de tal o cual atributo. Tomaduras de pelo para el consumidor y depreciación de la marca del otro lado del océano.
La explicación de la defensa allá de lo nuestro es un poco más compleja, la cerveza de tequila. Tan solo de leer lo anterior cualquier mexicano puede oler la irregularidad, no así los europeos, los cuales son grandes consumidores de cervezas lager con diferentes sabores durante el verano. Cítricos, frutos rojos, e infusiones de otras naturalezas, como tequila.
Desperados, la marca mexicana más popular que no conoce ningún mexicano, es la cerveza Heineken más vendida durante los meses de calor, además de la demandada por el Consejo Regulador del Tequila por el mal uso de la palabra en menoscabo de la bebida. Apenas en junio pasado, Heineken llegó a un acuerdo, confidencial todavía, pero suficiente para que el consejo bajara la demanda.
Pero no se preocupe si quiere probar la cerveza de tequila, las marcas El Bandido, Esmeralda o Amigos, las tres británicas, están ahí para saciar su sed. Con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, y con una embajadora que pronuncia mucho pero no sabe ni lo que dice, este verano el tequila chelero seguirá refrescando al Viejo Continente.