Once hectáreas para construir en plena ciudad es un lujo inmobiliario que poco se ve hoy en día, sin embargo, esa será la superficie que tendrá Promotora y Operadora de Infraestructura, PINFRA, para construir la vialidad alterna al Periférico Ecológico y el segundo piso de la México-Puebla. Esta obra busca aliviar la carga vehicular que se genera precisamente por las jornadas laborales de los parques industriales cerca de Tlaxcala.

La magnitud y lugar de construcción obligaron a un dictamen de impacto ambiental a la federal Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), que gestionó el gobierno estatal a finales de noviembre y hace pocos días recibió aprobado. Estos planes afectarán al moribundo Río Atoyac, que serpentea entre Puebla y Tlaxcala, y a la humillada pero resiliente vegetación y fauna que sobrevive.

El mismo estudio certifica la necesidad de talar 50 árboles, entre eucaliptos y fresnos, y la afectación a 15 especies: 13 pájaros, un mamífero y un reptil. Los residuos vegetales serán aprovechados como recursos maderables y los animales a su suerte.

Una de esas aves, el mariposo o colorín sietecolores, es una criatura multicolor bajo protección especial por la NOM 059 de SEMARNAT, y aunque será una pena perderla del ecosistema, esto palidece ante la pérdida de 316 otras especies en un pasado no muy lejano.

Usted recordará el aviario, ubicado en el Parque Ecológico, y vulgarmente desplazado en época morenovallista para un bodrio comercial llamado ArboTerra, atado a un leonino contrato por 30 años.

Por las consideraciones especiales de los animales, bajo el resguardo del ornitólogo Martín Camacho Morales, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) en su delegación debía emitir permisos y protocolos para el traslado de los animales a otro esperpento de aquellos tiempos, el Parque Flor del Bosque.

El futuro de 1,200 animales estuvo administrativamente en manos de la entonces delegada estatal, Alma Lucía Arzaluz Alonso, de los cuales sobreviven menos de cien, con la mitad “desaparecidos”.

La penosa anécdota del ecocidio viene a colación por las afiliaciones políticas y profesionales de la señora Arzaluz Alonso, quien lo mismo fue directora de vinculación con gobiernos de Fundación Azteca que suplente de la senadora Ninfa Salinas Sada (PVEM) en el 2014. De aquel periodo legislativo queda la anécdota de la semana en la que dobleteó funciones, más bien abandonado funciones en Puebla como delegada PROFEPA, para cubrir a la senadora por cuestiones personales.

Todo lo anterior orbita bajo la influencia de Ricardo Salinas Pliego y el poderoso Grupo Salinas, quien ha buscado ampliar sus influencias en Puebla, ahora con un gobierno, ahora con otro. El penoso caso de Andrés Roemer, delatado multitudinariamente por conductas criminales sexuales, le cayó como anillo al dedo para renovar una Ciudad de las Ideas, que desde 2008 traía un tufo de otros gobernadores, con el concepto del Festival de las Ideas.

Este festival se llevará a cabo del día de hoy, 31, al 2 de abril. Las conferencias y temáticas por supuesto buscan jalar agua al molino del negocio que quiere realizar Grupo Salinas en torno a la banca digital, pero si puede bloquear ese y el resto del contexto no se lo pierda, los invitados ayudarán a pasar el trago.

Totoabas y los 43

El caso Ayotzinapa de 2014 dejó una sensible herida social, por lo que ver las imágenes aéreas del vil montaje de pruebas por elementos de seguridad pública y militares es vomitivo por decir lo menos.

Esto viene a caso por el vehículo aéreo no tripulado (dron) que se utilizó para tomar el video de la línea de la Secretaría de Marina ANX-35##. Estos drones volaron de 2011 a 2015 de manera ilegal bajo un esquema de pruebas de campo, para luego incorporar otro número importante a través de la SEMARNAT y SADER para monitorear la pesca ilegal de totoaba en el Mar de Cortés y evitar la depredación sobre la vaquita marina. Por algo la vaquita marina es el animal en mayor peligro de extinción del país.