Como si se tratara de una pelea de box, con dos golpes fulminantes fue noqueado Francisco Romero Serrano.

Knock out contra la corrupción, así de simple.

La destitución del ahora ex auditor Superior del Estado, Francisco Romero Serrano, demostró dos cosas: el real músculo de quien manda en el estado y que no te puedes meter a las patadas con Sansón.

Y es que apenas hace unos meses el destituido enloqueció, se puso a despotricar y autocalificarse como perseguido.

Todo porque fue descubierto haciendo enjuagues al interior del organismo a su cargo.

Luego despotricó contra el encargado en Casa Aguayo.

Tres Doritos después ya está en prisión y destituido.

Y está en la cárcel por un asunto familiar.

Nada más había que rascarle tantito.

Ahora esos enjuagues en la Auditoria están en proceso de estallarle en la cara, es cosa de tiempo.

¿Alguien lo dudaba?

Abandonada ahora quedó su lujosa camioneta Suburban 2021 que se compró en más de un millón 600 mil pesos.

Se dice que ex morenovallistas han hablado de cómo presuntamente negociaron sus cuentas públicas y hasta algunos ex alcaldes.

También trascendió que auditores que nombró en su momento para que revisarán las cuentas de los 217 ayuntamientos le daban presuntamente una buena comisión.

Dos despachos en especial de Quintana Roo operaron de este modo.

El asunto de los auditores externos ya está en investigación.

Bien dicen que la soberbia no es buena consejera.

Esto apenas empieza para el exauditor.

Ahora es cosa de darle tiempo al tiempo.