Hace dos semanas le comentábamos del volantazo de último minuto de senadores del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), cuando no se iba a aprobar la reforma para extender la presencia del Ejército y la Marina Armada en tareas de seguridad pública.

Ese viraje dio frutos y finalmente la sacaron, luego de que en este tiempo, cambiaron conciencias sospechosamente y lograron salir avante.

La victoria no sólo se le puede adjudicar a los líderes en la Cámara Alta, Ricardo Monreal y a Alejandro Armenta, sino también al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien dicen que llegó a cerrar la pinza con esas conciencias otrora insurrectas.

En cuanto a Alejandro Armenta, le da bonos esta victoria en lo que respecta a su proyecto de 2024 para Puebla.

Ya tiene un punto o una medalla más a su favor con el que manda en el país, dicen algunos.

En tanto Monreal, busca seguir abonando para el suyo propio, remando contracorriente.

El presidente Andrés López Obrador, logró lo que quería y no me refiero sólo a sacar a las calles a las fuerzas armadas, sino debilitar y romper a la alianza opositora (léase PAN-PRI).

Una jugada de ajedrez, también rumbo al 2024.

Hay que decirlo, el sacar a las fuerzas castrenses no es una solución inmediata al problema grave de inseguridad que se vive.

Hay un fracaso en la política de seguridad a vista de todos, pero también el problema es de impunidad, el cuál sigue igual que en gobiernos anteriores y todo parece indicar que así continuará.

Lo que pasó la noche del martes en el Senado, fue la aceptación del fracaso del modelo de la Guardia Nacional, como aparato civil de seguridad, creada en 2019.

Se ve difícil que ahora, con el nuevo modelo con militares al frente, cambie la situación para 2028 y haya un México distinto.

Pero ojo, eso ya será problema del presidente o presidenta siguiente.

Mientras, ya saltaron la próxima gran elección.

Asimismo, el martes por la noche, en ese juego de ajedrez, salió una oposición derrotada y dividida con su muro de contención horadado.

López Obrador, a dos años que culmine su mandato, prevalece y los derrota, tanto en el Senado, como la Cámara de Diputados, al anotarse una gran victoria política.

El triunfo simbólicamente le servirá para proyectarse como invencible en su proyecto para efectos de propaganda política.

Con esa victoria impuso su política, ya sea por oficio, amagos, intimidaciones e inclusive hasta por ofertas o buenas intenciones de concertación.

“Misión cumplida”, fue el parte de batalla de sus soldados (arriba señalados) a su comandante supremo.

Ahora el problema no es lo político, sino lo que realmente importa, que la inseguridad baje.

Y de eso, como se ven las cosas, aún seguimos en el túnel, sin luz cercana.

En tanto, hay quienes dicen que si el tema no salía el pasado martes aprobado, el presidente Obrador, lo hubiera traído hasta los primeros meses del 2023, en una guerra de ataques y desgaste a la oposición.

Véase por dónde se vea, la jugada le traería victoria, como en el ajedrez.

Las repercusiones de lo ocurrido en la Noche Triste de la oposición, para bien o para mal, todos las conoceremos tarde o temprano.

Tiempo al tiempo.