Cuando uno piensa en educación agropecuaria en nuestro país, la mente tiene pocos lugares a los que acudir.

A nivel medio superior tenemos los Centros de Bachillerato Tecnológico Agropecuario, célebremente conocidos como CeBeTAs, de los cuales existen más de trescientos, con siete en nuestro estado. En enseñanza rural tenemos las Escuelas Normales Rurales, cuyas labores de enseñanza se empantanan por el grupo de interés detrás de ellas -la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas–. Piense en Ayotzinapa o la Escuela Normal Rural Carmen Serdán de nuestro estado, allá en Teteles.

En niveles superiores las cosas no cambian tanto. A la cabeza, las universidades de Chapingo y la Narro, ambas nacidas en 1923, y ubicadas en Texcoco y Saltillo respectivamente.

El universo se complementa con un puñado de universidades locales, de mayor o menor renombre. Y algunos centros de posgrado, siendo los diferentes campus del Colegio de Posgraduados en Ciencias Agrícolas los más célebres; como el de Puebla, en el barrio de Momoxpan en San Pedro Cholula.

No obstante, la máxima referencia es Chapingo, heredera de la mítica Escuela Nacional de Agricultura, que pasa por no pocas turbulencias.

Recuerde que la Universidad Autónoma de Chapingo comenzó a finales de agosto un paro de labores, impulsado por estudiantes con una larga lista de demandas.

Algunas de las demandas son básicas para el funcionamiento de una institución que actúa como internado para atender estudiantes de estratos sociales con dificultades socioeconómicas. Agua caliente, dormitorios dignos y un nuevo comedor comunitario.

Otras son más complicadas de atender, como un aumento de las becas –30 por ciento– puesto que se les quitó el apoyo que recibieron durante la pandemia.

Durante este complicado mes teníamos a José Solís Ramírez como rector de la casa de estudios, quien pudo atender algunas de las problemáticas, a la vez que veía imposibles otras del pliego petitorio.

Esto colmó la paciencia de los estudiantes, quienes convocaron hace una semana a una reunión general para resolver su futuro. En este evento se destituyó al rector Solís, quedando como interino Ángel Garduño García. Se contó con votos de seis mil quinientos de los doce mil alumnos que conforman la universidad, lo que generó quorum legal. Desde hace 30 años no se lograba juntar.

Los estatutos de la universidad permiten este tipo de eventos para remover directivos, pero el ahora exrector lo tacha de ilegal al no contar con la plena identificación de los participantes, ni haber sido convocada por el Consejo Universitario.

El futuro de Chapingo es incierto, pero es ejemplo de las perturbaciones sociales que recorren como fuego las universidades nacionales. UNAM, Politécnico Nacional y la Autónoma de Querétaro, son las más notorias, pero con tendencias a expandirse a otros centros de estudio. La incapacidad de cumplir las múltiples ofertas que prometió el gobierno en turno parece comenzar a ser cobrada por uno de los sectores más móviles de la sociedad: los alumnos universitarios. Pronósticos reservados.