Algo pasa en la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMT) estatal, que parece que hay una epidemia de miopía o simplemente se voltea para otro lado.
Y es que por ejemplo, nada más hay que irse a parar a la 33 Sur esquina con avenida Reforma a cualquier hora, para apreciar cómo se utilizan unidades pirata particulares para el transporte público.
Pero lo mismo pasa en el Periférico Ecológico, Atlixcáyotl y hasta en la federal a Tehuacán y a Atlixco.
Hay varios puntos, que la gente sabe que operan estas unidades, a cuyos conductores se les paga desde 15, hasta 100 pesos por persona, dependiendo del lugar a donde lo lleven.
Lo mismo te pueden llevar a varios puntos de Puebla, como hasta a Atlixco e Izúcar de Matamoros.
Hay una alta demanda ante pocas unidades oficiales, lo que ha generado este mercado pirata de la movilidad.
La mayoría de los vehículos utilizados son Kia y se dice que ya hay dueños con flotillas enteras sin ningún permiso legal para hacerlo.
Incluso, ya operan como pandilla, ya que están atentos a los pasajeros y transeúntes, para que no vayan a videograbarlos subiendo a la gente a sus unidades.
Quien ose hacerlo, pone en riesgo su integridad física.
O te madrean o te quitan el teléfono.
Por eso en el video que nos hicieron llegar, nos explicaron que se tuvo que hacer con sumo cuidado, para evitar broncas con las pandillas.
Lo que llama la atención, que este problema que creció en la era del ex secretario Guillermo Aréchiga, (a quien por algo lo corrieron con policías, entre otras linduras), sigan operando con total impunidad.
Piensa mal y acertarás.
Entre los pasillos se dice que las salpicadas son constantes, aunque ni siquiera haya llovido.
Al menos así lo dictan los cánones del transporte.
Hace unos días, la titular de la Secretaría de Movilidad y Transporte, Elsa Bracamonte, tuvo un fuerte quemón, cuando frente a diputados, los reporteros le pidieron cifras de su dependencia.
Los números los debería tener al tiro, pero no.
No supo responder qué rutas y cuántas concesiones del transporte ha tronado por imprudencias, accidentes y muertes de personas.
Con tanta información en su mente, ahora se entiende todo.
Lo cierto es que los supervisores ni por asomo de la dependencia llegan a esos lugares y es obvio que si lo hacen, pasan de noche.