El viernes pasado el presidente firmó una progresiva ley para impulsar el estudio de la mariguana. Hay que aclarar que fue el de Estados Unidos, pero el evento no deja de ser relevante. Tras haber pasado senado y congreso, el presidente Biden, a pesar de que se ha negado a la legalización federal de la lechuga de Satanás, firmó un juego de regulaciones que favorecen el estudio del cannabis.
En Estados Unidos la mariguana fluye con facilidad para el consumo lúdico, especialmente tras la legalización en varios estados de la Unión Americana, pero los usos médicos son casi inexistentes. ¿Qué dosis?, ¿con qué reacciona?, ¿qué beneficios otorga?, ¿qué efectos tiene en menores?
Sin responder estas preguntas los tratamientos son experimentales, por lo que no pueden entrar a las abultadas cuentas médicas y responder la pregunta más importante de las farmacéuticas, ¿a quién le cobro?
Esta legislación involucra a la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) y al Departamento de Salud y Servicios Humanos; quienes a su vez son parte de otro estudio, este propuesto por nuestro presidente.
En el marco de la disputa por la prohibición al maíz biotecnológico estadounidense, López Obrador anunció un posible estudio entre las agencias antes mencionadas y la mexicana Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) para determinar si el maíz con biotecnología puede ser dañino para el humano.
Hay que recordar que el presidente ya había doblado las manos ante la visita de Tom Vilsack, secretario de agricultura de Estados Unidos, y Ken Salazar, embajador de dicho país en México, reduciendo los alegatos al consumo humano y permitiendo su uso como forraje agropecuario.
Esto significa que la jugada le puede salir terrible al presidente, puesto que si la comisión binacional determinase que no existen riesgos humanos con el consumo de organismos genéticamente modificados –como lo ampara la totalidad de los estudios modernos– el maíz pudiera teóricamente ser importado para consumo humano.
Veremos el siguiente movimiento de fichas en un par de semanas, cuando el gobierno mexicano genere una propuesta de trabajo, que probablemente lleve el multifuncional canciller Marcelo Ebrard directamente a EUA. De no arreglarse nada por la vía diplomática quedarían los paneles del TMEC, el altísimo nos evite llegar a esos.
Alto abasto de problemas
La arteria carretera más importante de nuestro estado –la México-Puebla– fue tomada por horas en ambos sentidos, así como la vía corta al estado de Tlaxcala por Sta. Ana Chiautempan, y los accesos viales al mayor centro de distribución de alimentos de la entidad, la Central de Abasto.
El problema derivó de un conflicto entre locatarios y ambulantes, cada uno con sus organizaciones sociales detrás, y la invasión de espacios. La zona metropolitana Puebla-Tlaxcala tiene la misma población que todo el país de Uruguay, pero su abasto y administración se maneja con menos seriedad que una asociación de colonos.