Dicen que las comparaciones son odiosas y seguramente lo serán más para Nacho Mier, quien hoy recibió una clase de cómo debió responder ante los cuestionamientos por el plagio de la ministra Yasmín Esquivel.
La cátedra se la dio su propio primo y contraparte en el Senado, Alejandro Armenta, quien claramente se desmarcó del caso.
"La ministra (Yasmín Esquivel) debe reflexionar, alguien que se ostente con un título profesional con este tipo de características debería de reflexionar. La ética y la moral deben ser rescatados, deben ser inherentes a la política. Es vergonzoso", sostuvo.
Y ya de paso aprovechó las preguntas sobre el caso para reconocer que la educación tiene un valor intangible tanto en tema de superación como de movilidad social: “Yo invito… a que si ya terminaron la carrera hagan un esfuerzo por titularse y seguirse superando”.
Un mensaje completamente opuesto al que un día antes le escuchamos a Nacho el impostor cuando dijo que él decidió no titularse porque consideraba que la certificación es un “fraude”.
En la arrastrada y exhibida, Armenta deslizó su preparación académica en donde incluyó desde su educación primaria en una escuela pública hasta su actual nivel de estudios, del que dijo, lleva un año realizando su tesis doctoral.
Regresando al tema de la ministra y las consecuencias que podría acarrear el plagio de su tesis, Alejandro Armenta fue contundente al reconocer que podría haber consecuencias jurídicas graves en caso de que se le retire la cédula profesional a Yasmín Esquivel.
“Es vergonzoso”, dijo para zanjar el tema y nuevamente ahí marcó la enorme diferencia con su primo quien a toda costa busca congraciarse con el inquilino de Palacio Nacional.
Nacho Mier ya se vio, es un personaje muy pequeño en materia política y de ahí que su sueño de ser candidato en 2024 no pase de ser una broma de mal gusto. En Puebla se necesitan líderes, no payasos que se ufanen por ser diputados aún sin tener un título profesional.
La guerra que viene. (Y no es la de Ucrania)
En los próximos días se reavivará el pleito cantado entre los lopezobradoristas y los integrantes del Instituto Nacional Electoral. El libro El INE no se toca y su presentación serán sólo un frente de batalla. Las mañaneras y el Congreso de la Unión serán otros escenarios de la guerra.
Ayer, a la par de que los 11 consejeros rechazaron por unanimidad el llamado Plan B, se denunció que los recortes económicos afectarán, entre otras muchas cosas, el programa de credencialización que se realiza en todo el país.
En tanto que los moches de facultades, como el retiro de la fiscalización en tiempo real de los gastos de campaña, preocupan y ocupan a quienes se encargan de llevar a buen puerto las elecciones en el país.
¿Se imagina usted cuántos billetes ensangrentados pasarán por las próximas elecciones del país, en donde el Estado de México y Coahuila tienen campañas para elegir a sus gobernadores?
¿De verdad no es necesario que el INE mantenga entre sus facultades la posibilidad de alertar que algún competidor está utilizando recursos de dudosa procedencia para comprar conciencias y votos?
Porque para todos es increíble eso de que en México ya no hay corrupción, simplemente porque así lo decretó AMLO.
El riesgo de nuestra democracia es latente y la guerra aún no ha comenzado.