Francisco de Velasco y Almendaro es un nombre que poco le dirá a un poblano contemporáneo. Y no es que haya pasado de noche sus clases de historia poblana, es que hablamos del presidente municipal de la capital entre 1906 y 1911. Un nombre más en un río de servidores públicos.
Este caballero tuvo la privilegiada oportunidad de estudiar en Europa, donde quedó boquiabierto ante avances que hoy nos parecen cotidianos. Por ejemplo, el drenaje subterráneo parisino le inspiró a crear los cimientos de lo que hoy son los desagües municipales. Recuerde que antes de esto los desechos humanos fluían a nivel de calle. Visualícelo y de gracias de que no vivir en esos tiempos.
No obstante, otros avances de su época fueron sumamente cuestionados, como el abandonar el empedrado por el pavimentado. ¿Por qué?
La respuesta es sencilla, Paco de Velasco vio anticipadamente los albores de la edad del automóvil. No por nada el presidente municipal fue la segunda persona en el estado en tener un coche, un Lincoln que le llegó en 1902.
A inicios del siglo XX la idea era descabellada y ridícula. Los automóviles entonces eran inseguros, caros y poco funcionales. Para que se de una idea muchos de esos vehículos no tenían frenos, había que aplicar una maniobra a lo Pedro Picapiedra.
Pero, lo más importante, es que no existía el ecosistema para que funcionaran. Estaciones de gasolina, mecánicos, refacciones, o siquiera caminos para andarlos. La historia nos demuestra cómo la apuesta era acertada. La larga noche tirada por borricos y caballos dio paso a una mañana de automotores, que cambiaron nuestra manera de transportarnos, hacer comercio y vivir.
En estas fechas vivimos tiempos similares, con la llegada de autos eléctricos que apuestan por ser un cambio tan radical como aquél. Y así como en esa época existieron quejas populares al movimiento, en estas fechas vemos reflejos similares.
Tome como muestra la cantidad de mentadas que le llovieron a Pepe Márquez, presidente municipal de Zacatlán, con la instalación de dos cargadores eléctricos en el primer cuadro del bellísimo Pueblo Mágico.
Las quejas vinieron de todos ángulos. Desde aquellos que se burlaban de “la modernidad” llegando a la localidad de las manzanas, hasta aquellos que cuestionaban la inversión teniendo tantas necesidades sociales a la vista.
Hay que recordar que el proyecto viene de la Agencia Estatal de Energía y su “Plan para el Despliegue de Cargadores de Vehículos Eléctricos en Puebla”, que busca colocar 43 puntos de carga a lo largo del estado. Eso sí, los cargadores fueron auspiciados por la empresa Tesla, con miras de comerse el mercado.
A inicios del siglo pasado, en plena Revolución Mexicana, las necesidades eran mucho más apremiantes que estar construyendo caminitos para los juguetes de los ricachones del momento. Aunque el tiempo nos demostró que las inversiones correctas son de las pocas maneras de detonar un crecimiento económico que, bien administrado, puede ayudar a crear estados de bienestar para los más necesitados. Vivimos tiempos interesantísimos, donde muchos lados de la pirinola son de toma todo.