Azúcar, flores, y muchos colores. Estos fueron los ingredientes elegidos para crear a la compañía nacional de subsistencias populares perfecta, pero el profesor AMLO agregó accidentalmente otro ingrediente a la fórmula: la sustancia equis, el PRI. Así nació la chica superpoderosa, SEGALMEX.

Claro, la paraestatal DICONSA fue creada en los tiempos de Adolfo López Mateos hace más de cinco décadas, pero se supone fue en ésta cuatroté cuando renació –bajo el nombre de Seguridad Alimentaria Mexicana– para atender la canasta básica de los sectores más desfavorecidos del país. Su historia ha sido de pena ajena y desfalcos al erario público.

El ingrediente equis en la ecuación viene de origen, aunque aumentando por el designado por AMLO para conducir a la empresa: don Ignacio Ovalle. Ovalle –no lo pierda de vista– fue el primer jefe de López Obrador, en el Instituto Nacional Indigenista.

SEGALMEX es una de las vergüenzas administrativas más punzantes en este sexenio. No solo por su misión de atender a los sectores socioeconómicos más vulnerables del país, pero por los abultadísimos montos involucrados en presuntas triquiñuelas. Tres mil millones en 2019. Ocho mil millones en 2020. Once mil millones en 2021. Y no solo son los montos, son los métodos para robarle al erario.

950 melones invertidos en bonos bursátiles para especular en la bolsa y embolsarse las ganancias, riesgo a costa del erario. 800 melones desviados en empresas para proveer costales y tarimas. 250 melones en una empresa que verificaría la calidad de los granos comprados. La Estafa Maestra fue por 7.5 mil millones de pesos, SEGALMEX va por 22. Dirían los ilustrados: no mamar.

En estos días la Fiscalía General de la República (en mayúsculas solo por ser convención) ha detenido a una decena de funcionarios relacionados a un fragmento de este robo entre azúcar, flores y muchos colores. Nunca mejor dicho. Se lo resumo en un botón: SEGALMEX compró casi 8 mil toneladas de azúcar, pero le asignó el contrato a una empresa con siete empleados dedicada a vender hielo.

Por esta sola operación –de 142 millones de pesitos– la FGR emitió 22 órdenes de aprehensión, pero destaca que no aparece Ovalle, la cabeza de toda la operación administrativa.

Ovalle, que desde hace casi un año despacha como coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y Desarrollo Municipal, dependiente de la Secretaría de Gobernación, ya fue exonerado por el presidente bajo las premisas más ridículas del sexenio.

Ignacio Ovalle se confió en SEGALMEX, lo engañaron priístas mañosos”. “Ovalle es buena gente, fue engañado por priístas acostumbrados a robar”. Ojalá estuviera tomando licencias creativas, textualmente así defendió el presidente a quien estuvo a la cabeza de tremenda robadera.

Este asuntillo de SEGALMEX eventualmente tendría repercusiones en Puebla, puesto que Mexicana de Industrias y Marcas –nombre fiscal de empresas como Delite, favorita del DIF estatal– fue favorecida con un contratote de 10 mil millones de pesos para procesar leche de pequeños productores.

El actual titular de SEGALMEX, Leonel Cota, ha sido barajeado como un relevo del actual titular de la secretaría de desarrollo rural federal, en un movimiento que apuntalaría al secretario de gobernación, Adán Augusto. Sea lo que sea el histórico título de la empresa paraestatal hace honor a su vergüenza. CONASUPO; nadie sabe, nadie supo. Veintidós mil millones robados en abarrotes, hágame el favor.