Dicen que la desbandada de integrantes de peso completo a nivel nacional en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), no le preocupa al presidente estatal en Puebla, Néstor Camarillo.
Y es que esa desbandada ocurrió hace mucho en la entidad poblana y se siguen saliendo del expartidazo.
Ahora, ya no saben ni cuántos militantes tienen.
O sea que en el PRI poblano la desbandada ocurrió mientras el también diputado local, se aferró al cargo y está más preocupado en su propio futuro político.
Sino, nada más hay que ver los equipos de que han conformado los aspirantes a candidatos a la gubernatura del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Tan sólo Ignacio Mier Velazco y Alejandro Armenta Mier, tienen a la mayoría de los expriístas o hasta aún priístas inconformes.
El tricolor poblano en realidad ya tiene muy poca militancia.
Incluso las reuniones las hacen fuera de la ciudad de Puebla, para que no se vea la convocatoria raquítica.
Ejemplos hay muchos, como el exalcalde Enrique Doger Guerrero, junto con Javier Casique, quienes sin salirse del PRI trabajan de la mano de su amigo de toda la vida, Ignacio Mier.
Como ellos también está Alberto Jiménez Merino y priístas de Izúcar de Matamoros, además de Absalón Ramos, expresidente de Los Reyes de Juárez, entre otras decenas.
En tanto del lado de Alejandro Armenta, se puede ver apoyando a Juan Manuel Vega Rayet, Arturo Hernández Davy, Martín Fuentes, Víctor Manuel Sánchez, David Espinosa, Humberto Aguilar Viveros, Israel Pacheco y Juan Carlos Lastiri.
Claro, no se fueron solos, sino que se llevaron a todas sus estructuras y equipos.
Pero a Néstor Camarillo, le tiembla la mano y ya no se diga que se atreva a correrlos, sino ni siquiera habla de ellos.
Trata de ocultar la desbandada ya ocurrida.
Lo cierto es que a pesar de ello, aún el PRI en Puebla representa alrededor de seis puntos en las urnas, pero va en picada.
Por eso mismo, el Partido Acción Nacional (PAN), sabe que sin una alianza están acabados totalmente.
Pero si sigue así el expartidazo, no le servirá de nada en las urnas.
Hoy, ya las encuestas marcan que Morena ganará en 2024 la gubernatura en Puebla, vaya quien vaya.
Sin embargo, aún falta mucho por ver, sobre todo como se desenvuelve la película de Xóchitl Gálvez y el pleito interno de los de Morena.
Solo así la oposición se puede volver más competitiva.
En tanto el PRI en Puebla está en camino de invertir sus siglas por RIP.
Después del 2024, va a costar mucho trabajo levantarse y sólo reviviendo a quienes se fueron, podrían lograr algo.
Tiempo al tiempo.